Artículo de opinión. Por: Paqui García
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Hace falta madurez para hablar del covid-19, y ya la tenemos.
¿Que ganas de celebraciones nos han quedado? ¿Pocas? ¿Muchas? ¿O ninguna?
Tenemos que retomar todo, es cierto, pero quizá esta «nueva normalidad» que nos ha traído el virus debiera hacer replantearnos muchas cosas, sobre todo si reunirte con familia y amigos iba a convertirse en hacer sonar la campana de la muerte.
A mí, sinceramente, después de un año y pico de pandemia me cuesta trabajo poder celebrar nada con la alegría de antes; y es verdad que la vida sigue, pero desde mi punto de vista esto me ha cambiado, no sé si a mejor o a peor : la tensión, la preocupación y la frustración de todo han hecho de mí una fuente de estrés constante.
Es bueno coleccionar recuerdos felices, nos son útiles en los momentos en que las cosas no van tan bien, y llevamos tanto tiempo contando cosas malas, que olvidamos rápidamente las buenas. Sabemos que siempre hay motivos de fiesta en los buenos tiempos, pero lo importante es recordarlo en los malos, y creo que estamos en una época especialmente mala, pues tenemos un millón de razones para preocuparnos.
Yo no sé a ustedes, pero el miedo me ha ganado y, si estoy en algún acto de celebración, tengo sentimientos encontrados, de amor y egoísmo. Nos estamos olvidando de algo muy importante por satisfacer algunas necesidades : cuando queremos a los nuestros, su alegría y bienestar se convierten en lo más importante, y entonces me salta la duda ¿Que es lo más importante? Yo lo único que quiero celebrar es la vida sin tener que analizarla, pero me temo que aún nos queda mucho para poder hacer las cosas como antes, la vida de ahora no se mira con lupa, se mira con microscopio.
¿En que nos ha cambiado todo esto?
Hemos cambiado en que ya no hay tanta acción y respuestas inmediatas, y hemos tenido que ejercitar la paciencia, algo que no era una cualidad muy cultivada por nuestra cultura, y parece que se ha hecho permanente. Y hoy salir a la calle ya pone a prueba tu paciencia en un mundo que hace cola para todo.
Hemos llegado a mostrarnos impacientes con la paciencia. En realidad sabemos muy poco de lo que va a suceder en los próximos meses o años, así que planificar puede darnos cierta seguridad, si consideramos lo incierto que está todo.
En todo caso, cuídense, cuiden y quieran mucho AHORA a sus seres queridos, amigos y amigas.
Porque después puede ser demasiado tarde…
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Artículo de opinión. Por: Paqui García