Original de Dª María Jesús Reina en El Pontón enero 1991, núm. 52
Durante el curso 1926-1927, era médico del Colegio de la Compañía de María D. Rafael Moyano Cordón y como quería que sus hijas estudiaran una carrera pensó, lógicamente, que había que empezar desde abajo. Entonces animó a las M.M. de la Compañía para que enseñaran el bachillerato, idea que ya estaba un poco en la mente de ellas, pues ya sabemos que esta Orden la fundó Santa Juana de Lestonnac en 1607, al objeto de dar a las chicas la mayor cultura posible.
El primer escollo que encontraron en su camino fue su clausura absoluta, lo que les impedía viajar hasta Cabra, pero Dios puso en su camino a dos buenos maestros, D. Francisco Vila y D. Antonio Calvo que estaban muy en contacto con el Instituto egabrense, pues en aquel tiempo eran los que llevaban más niños a examinarse a aquella ciudad, y les daban a las M.M. las noticias precisas para los exámenes.
También por aquel tiempo floreció mucho el Colegio de los P.P. Franciscanos, estos solo tenían niños y los examinaban en Antequera. Lástima que tuvieran que cerrar el colegio por falta de metros cuadrados para completar algunos servicios, tales como biblioteca, laboratorio, etc. El edificio (los Frailes) era la mitad del de ahora, pues la otra parte, era de propiedad particular y la habitaban sus dueños.
Volviendo al Colegio de la Compañía de María, diré que empezó el bachillerato, con siete niñas, tres de ingreso y cuatro de ingreso y primero. Trajeron muy buenas notas porque para ellas fue un repaso de temas estudiados en el Colegio. Hasta daba la coincidencia de que el idioma extranjero que se estudiaba en la Compañía era el francés (el inglés no se implantó hasta la siguiente generación). Lo único que les cogió de nuevo, porque lo pusieron aquel año y duró poco, fue la Terminología.
Como en el colegio sólo había profesoras de Magisterio, se desplazaron varias M.M. a Madrid para estudiar Filosofía y Letras, entre ellas dos del pueblo M.M. Soledad Chacón y Concepción Arroyo que acabaron pronto, porque entonces se podían hacer, dos años en uno. Solo tres niñas de aquellas siete acabaron el bachillerato elemental. Ya las siguientes fueron haciendo, según los cambios del ministerio, el bachillerato de seis años, el de siete y reválida, el de seis con dos reválidas, hasta desembocar en el B.U.P. Para entonces ya había abierto sus puertas a las chicas, el Instituto de Manuel Reina, y como el colegio no estaba subvencionado, se pasaron allí todas las alumnas.
El colegio de la Compañía de María, ha quedado, con la E.G.B. y los Párvulos, con lo cual está completamente lleno, además a más de la guardería que pertenece a la misma congregación.