La prolongada falta de lluvias, unida a las altas temperaturas que se vienen soportando en los últimos días, más propias de los meses de mayo o junio, han hecho que los mosquitos comiencen a proliferar siendo muy visibles, especialmente, en la franja horaria vespertina, tanto en parques y zonas ajardinadas del casco urbano, como en las aldeas y urbanizaciones de Puente Genil. El hecho de que las temperaturas aumenten favorece la cría de los mosquitos, advirtiéndose ya de la presencia de larvas en imbornales, espacios verdes y lugares donde se acumula el agua.
Ante esta situación, muy llamativa y molesta, aunque no novedosa, ya que se suele repetir periódicamente, sobre todo durante la primavera, los ciudadanos deben estar atentos para controlar aquellos espacios privados en los que pudieran proliferar los mosquitos. La revisión de viviendas, la inspección de piscinas, fuentes y desagües e incluso la instalación de mosquiteras para evitar la entrada de insectos por las ventanas, son algunas de las recomendaciones que suelen hacerse frente a este tipo de fenómenos. También en aquellos casos en los que se requiera de un tratamiento de control, se aconseja recurrir a los servicios de los profesionales.
En todo caso, los problemas con los mosquitos están latentes de unos años a esta parte en aldeas como Cordobilla, Sotogordo o El Palomar, cuyos vecinos han levantado la voz de alarma frente a las molestias e incomodidades que ello genera. Hace un par de años, el prestigioso entomólogo Mikel Bengoa ya realizó una visita a embalse de Cordobilla para tratar de identificar el origen de la plaga de mosquitos que asolaba la pedanía concluyendo con la posibilidad de que en la zona se asentase una población de aedes caspius, un mosquito que cría en grandes extensiones de agua y que, en zonas como el embalse, puede encontrar el espacio ideal para sus focos de crías.
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