Ojalá algún día no tengamos que conmemorar nunca más el 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Lejos de que esto ocurra, tenemos que lamentar y condenar otro año más el asesinato, por parte de sus parejas o exparejas, de 52 mujeres en lo que llevamos de año y 1237 desde 2003 (año en que se empezaron a contabilizar los asesinatos machistas) con un mes de septiembre que ha sido el segundo peor de la historia desde que hay estadísticas.
A pesar de los esfuerzos que se han realizado desde las administraciones, de nada sirven si las mujeres aún tienen miedo a denunciar, de forma que solo el 30% de las mujeres que sufren violencia denuncian, dicho de otra forma, hay un 70% de mujeres que no se atreven a hacerlo. Esto nos da una idea de que estos esfuerzos no sirven si todas las administraciones implicadas no hacen esfuerzos en respaldar y acompañar a las mujeres que denuncian para que ellas se sientan seguras sino que perciben estos espacios como hostiles y poco seguros.
Esta es la punta del iceberg de la violencia estructural que vivimos las mujeres y que hemos vivido históricamente y en cuya base se encuentran los micromachismos, esos comportamientos machistas que pasan desapercibidos.
Esta pirámide de la violencia de género ilustra los peldaños de la violencia.
Es difícil determinar las causas del repunte de estos casos de asesinatos machistas, seguramente converjan distintos factores que conforman esta terrible realidad. Esta misma realidad es la que niegan partidos con representación en El Congreso, en parlamentos autonómicos y en ayuntamientos como el de Puente Genil y que han roto un consenso sobre un tema que no debería generar ningún debate. Los datos y las estadísticas dibujan una realidad que no tiene discusión y que tiene su realidad en 52 mujeres asesinadas en 2023, 52 familias han quedado destrozadas. En Puente Genil, según información del Centro de Información de la Mujer (CIM), durante 2023 se han abierto 60 nuevos expedientes, de los cuales, 22 se corresponden con casos de violencia machista y 18 de estos han presentado denuncia y cuentan con orden de protección.
Este tipo de discurso falso de la extrema derecha es, claramente, parte del problema. Y, no solo la extrema derecha, también la derecha que los tiene como socios preferentes, en parlamentos autonómicos y ayuntamientos y que suprimen áreas y concejalías de igualdad y diversidad, cumpliendo así la hoja de ruta de la ultraderecha de retroceder en derechos y de intentar borrar la realidad de que vivimos en un sistema patriarcal cuya expresión es el machismo.
Sin embargo, ante esa intención de retroceso en derechos puestos en marcha por la derecha y la ultraderecha en autonomías y ayuntamientos las mujeres nos movilizamos para pararlo en las urnas el 23J y así dejar claro que con nosotras no cuenten para retroceder en derechos y libertades y que no pensamos dar ni un paso atrás, muy por el contrario somos las que llevamos la iniciativa en el avance de derechos con una única meta que es la consecución de una igualdad real y efectiva.