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ENCLAVE LOCAL. SUBURBIOS Y MOVILIDAD 1.

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Define el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el término suburbio como “Barrio o núcleo de población situado en las afueras de una ciudad y que, generalmente, constituye una zona deprimida”. Se refiere claramente a barrios bajos, normalmente desestructurados, pobres, marginados y degradados. No contempla sin embargo la Real Academia, que existen otras acepciones de suburbio que dentro de los mapas urbanos de las ciudades, aparecen como barrios residenciales. Estos barrios están generalmente habitados por personas jóvenes, que huyendo de las grandes aglomeraciones habitacionales, prefieren vivir en el extrarradio. Son espacios periurbanos que cuentan con dotaciones e infraestructuras urbanísticas homologables al resto de la urbe. Ejemplo de esos suburbios los vemos en las películas americanas: gente de clase media, familias estructuradas, con espacios verdes y “centros comerciales” donde más o menos se ejercita una vida comunal que los satisface, sin tener que desplazarse a la ciudad, con la cual están bien comunicados.

Claro está, nos encontramos en España, en la vieja Europa, donde las ciudades, grandes o pequeñas tienen una trama urbana completamente distinta, aunque en USA también existen suburbios, incluso en el centro de las ciudades, que coinciden plenamente con la definición de la RAE. Digo todo esto porque en los párrafos que siguen, se mezclarán términos como suburbio, periurbano, geografía urbana, espacio geográfico y con lo anterior quiero incidir en lo sutiles que pueden ser las diferencias entre unas cosas y otras.

Lo que hoy me trae a esta tribuna es Miragenil, barrio señero de nuestra ciudad del que no me extiendo en su origen y nacimiento, de sobra conocido por todos, y que en mi modesta opinión y poco alcance, constituye el ejemplo de una zona periurbana. Separado de Puente de don Gonzalo por un puente, única vía de acceso al núcleo urbano, junto al hecho de haber sido una entidad poblacional diferente hasta 1834, confiere en el inconsciente colectivo de sus moradores un orgullo de pertenencia que lo hace único y diferente. Un barrio que lejos de ser uniforme dispone de una riqueza de clases y extracciones sociales, que aun así muestra un carácter identitario que lo hace diferente, o eso al menos queremos creer sus habitantes. 

     

De antiguo fue uno de los motores económicos de Puente Genil: molinos, fábricas de carnemembrillo, talleres, tejares, etc… daban trabajo a todo el barrio y a gran parte del pueblo. Poco a poco la industria se fue trasladando o simplemente desapareciendo, y perdió ese predicamento en la trama urbana que le daba la riqueza que generaba.  Sin embargo, persistió un patrimonio arquitectónico y una configuración del espacio geográfico que lo hacen un barrio muy amable, vertebrado en el eje que suponen la calle Nueva, la calle Herrera y la Plaza de Santiago. Dispone de callejuelas por donde perderse y sentir ese Puente Genil decimonónico de borricos en las calles y aceitunas entrando en los molinos. Conviven casas señoriales con otras no tanto, pero que no confrontan, sino que se complementan.

Podría parecer un paraíso idílico, si no fuera porque el abandono y el olvido de los gobernantes, unido a que somos pocos habitantes, y por ende votantes, ha traído la degradación urbanística. La movilidad de la ciudad, el alto parque automovilístico y el tráfico que soporta el barrio al ser paso obligado a centros de trabajo en las afueras y las comunicaciones con provincias como Sevilla, Málaga o Granada, estaba pidiendo a gritos un desdoble del principal vial de entrada y salida: calles Nueva, Herrera y Estepa. Producido en ansiado desdoble, del que hablaré más adelante, nos hemos topado un una realidad que muchos desconocíamos.

El desdoble, que se desarrolla de norte a sur a todo lo largo del barrio, desde la calle Almonas hasta la calle Herrera y Boliche, ha dejado al descubierto una bolsa de degradación, que cogida a tiempo, seguramente hoy sería menos. Nos hemos encontrado con el hecho de que muchos de los edificios industriales que configuraban la antigua cooperativa y los tejares con sus túneles de cochura del ladrillo están en ruina, y las parcelas donde están ubicados son verdaderos vertederos de escombros y basura, entre los que desgraciadamente se encuentran toneladas de placas de fibrocemento. Son las llamadas chapas de uralita, restos de amianto cancerígenos y altamente contaminadores del suelo. Por ahí paseamos personas y mascotas y vemos con indignación y tristeza un fenómeno de nuestros días, el escombro llama al escombro y la basura llama a la basura: muebles, electrodomésticos, montones de tierra, ladrillos y todo tipo de residuos sólidos urbanos aparecen cada día en dichas parcelas.

Una vez hecho el vial del desdoble, por una empresa privada, que seguramente ejecutó las obras para las que fue contratada, se ejecutó, o empezó a ejecutarse el remozamiento de las calles Herrera y Nueva. Las obras se pretendieron ejecutar con los fondos del PROFEA, pero a todas luces la empresa se reveló como mucha obra para tan poca contrata. La complejidad de trazar nuevas rasantes, unido a una ingente cantidad de peones y a una escasa mano de obra especializada, terminó por determinar que las obras las concluyese una contrata privada. No quiero extenderme mucho en la idoneidad de los materiales empleados, empezando por la pavimentación bituminosa en lugar del adoquinado existente, que hoy se apila como escombro en una de las parcelas del desdoble. Betún asfáltico que seguramente dará una calor insoportable a las calles y casas donde se ha empleado. Como también lo poco generosos que se ha sido en algunas aceras con los itinerarios peatonales con ochenta centímetros de acerado cuando la norma exige que sean aceras de 120 cm. Y la cuestión no es baladí, ya que el principio de accesibilidad universal establece que todas las personas puedan deambular cómodamente por los itinerarios peatonales. Hoy personas con movilidad reducida en sillas autopropulsadas, o no, personas con carritos de bebé, personas con andadores, se ven obligados en algunas ocasiones a bajarse de la acera para poder “seguir su camino”. No digamos ya en el tramo último de la calle Nueva, antes del conocido Bar Aguilar, donde unos desaprensivos aparcan en la acera vehículos de todo tipo: automóviles, camiones de mediano tonelaje, furgonetas de reparto, tractores, etc… Se entiende que deben tener el lógico acceso a los talleres allí existentes, pero de ahí a que ocupen un espacio privativo que debe ser de las personas hay mucha distancia, máxime cuando a escasos diez metros existen aparcamientos de sobra.

Dicho lo anterior, quiero volver al paisanaje que constituye nuestro barrio, y la configuración urbana donde habitan: Callejón Alto, Callejón Bajo, Calle San Marcos, Calle Cristo, no mencionados con anterioridad, son las zonas que, unas por estar en un fondo de saco como las calles Cristo y San Marcos, y otras por constituir la verdadera periferia de Puente Genil, en la mayoría de las ocasiones no es que se sientan abandonadas, sino que están abandonadas: las dotaciones urbanísticas, como saneamiento, alumbrado, asfaltado de calles, etc. en algunos casos no llegan y en otras lo hacen tarde y mal. Enlazo con lo que antes comentaba de que Miragenil se quiere como un barrio estructurado, y para ello son imprescindibles las infraestructuras. Se quiere un barrio estructurado y para ello se ha dotado de un ente supravecinal, que es la Asociación de Vecinos Los Tejares de Miragenil. Intenta esta asociación canalizar todas las inquietudes de nuestros vecinos,  pero sin la ayuda del municipio y sus gobernantes se nos antoja harto complicado. En época de elecciones todos los partidos se acercan a Miragenil a prometernos el oro y el moro, pero lo cierto y verdad es que hasta hace bien poco no hemos dispuesto de jardines y paseos donde los vecinos puedan hacer vida comunitaria.

Disponemos, dispone el barrio, de amplias parcelas, unas de propiedad municipal y otras de titularidad privada que podían venir a paliar las escasas dotaciones del barrio, que a saber son un colegio de casi un siglo de antigüedad y nada más: la educación secundaria necesariamente se imparte en la otra orilla del río, deportes al aire libre o bajo cubierto no podemos practicar al no existir pistas polideportivas que lo hagan posible, los centros de salud nos cogen bien lejos. Mientras tanto el barrio languidece.       

Afortunadamente, vuelvo a decir que Miragenil, se quiere bien estructurado y tiene en la Hermandad del Santísimo otro de los pilares de su convivencia, y llegadas las fechas del Corpus moviliza a todo el barrio en el montaje de una verbena, que es ejemplo de convivencia y participación colectiva. También se estructura el barrio en torno a la figura del Rey Melchor y su carroza, que si bien cuenta con la participación de personas que no son residentes en Miragenil, su núcleo fundacional y fundamental nace en él.

     

Desgraciadamente la otra cara de la moneda es la calle Bailén, en la que existen unos bloques de viviendas, que nacieron con la vocación de ser sociales, pero que poco a poco los indeseables, como en otras zonas de Puente Genil de similares características, han ido desplazando a las familias humildes, pero estructuradas. Foco de menudeo de droga y no tan menudeo, refugio de delincuentes reincidentes y buscados por la justicia, reducto de reyertas y ajustes de cuentas, distorsiona la convivencia del barrio y en muchas ocasiones lo hace ser noticias por todo aquello de lo que se aleja. Y es que las personas vivimos asustadas, preocupadas e indignadas por la poca seguridad que presenta.

Sabemos que de golpe y porrazo no nos va a llegar una lluvia de millones, y menos en la situación actual, pero sí entendemos que lo que ha nacido como un elemento fundamental para mejorar la movilidad de todo el pueblo (el desdoble), también venga a ayudarnos a nosotros: la catalogación de edificios y/o construcciones que sean susceptibles de protección urbanística se antoja fundamental, porque todos aquellos que no estén catalogados deberían de iniciar convenientemente sus expedientes de ruina urbanística y ser demolidos por sus legítimos dueños. La basura y el escombro deben ser retirados inmediatamente, al ser focos de marginalidad, pobreza e insalubridad. Las parcelas deben ser limpiadas y cercadas convenientemente según establece la ordenanza municipal, evitando así que vuelvan a convertirse en vertederos descontrolados. Quizás las dotaciones tengan que esperar, una vez más, pero el adecentamiento del paisaje urbano no puede esperar. Miragenil no lo merece.

J. Mariano Melgar.    

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