Cada vez son más los vecinos de Puente Genil que, después de haber pasado lo peor de la pandemia, se plantean abandonar el núcleo urbano para vivir en las aldeas o urbanizaciones. Esta tendencia se ha palpado de manera más clara a raíz de la pandemia del coronavirus, en marzo de 2020. Sin embargo, poca gente se empadrona en estos puntos y eso hace complicado saber el número exacto de personas que viven en cualquiera de las núcleos rurales pertenecientes a la ciudad. Mucha gente, si tiene ese recurso, se ha ido a la segunda vivienda por causas como la sanitaria con el motivo fundamental de la pandemia.
Muchos núcleos familiares han decidido marcharse a una segunda residencia o a una alquilada o en venta en puntos como Cordobilla, El Palomar, Sotogordo, Puerto Alegre, Los Arenales, Ribera Baja, La Mina, así como El Rabanal o las urbanizaciones Cañada de la Plata y la Ribera Alta de San Luis. Lo interesante es que si estos puntos experimentan una subida de la población, los vecinos tendrán más necesidades de servicios básicos como transporte, acceso a internet o seguridad. Cabe añadir también la problemática que vienen sufriendo los vecinos de la Cañada de la Plata con respecto a los cortes de luz que sufren desde hace varios años y de los que ya se ha hecho eco el propio Defensor del Pueblo Andaluz.
A esta situación se le suma la de los fines de semana, cuando hay un aumento considerable de personas que van a los núcleos rurales, por ejemplo, a disfrutar de la gastronomía en los diferentes establecimientos existentes en estos puntos de las afueras de Puente Genil. Si la población de Puente Genil crece – en este momento roza los 30.000 habitantes – las condiciones de vida que ofrecen los núcleos rurales las urbanizaciones deberán mejorar para adecuarse a lo que demande la población, ya que es normal que los vecinos encuentren dificultades en aspectos como la movilidad o el acceso a internet.
La crisis sanitaria ha reforzado un pensamiento: que . Caso de la seguridad ciudadana, sanidad y educación. Porque la búsqueda de espacio, aire libre y seguridad sanitaria ya mueve por sí solas a quienes deciden apostar por un cambio de residencia.