En 1987, y desde las páginas del Anzur, nos decía el maestro Juan Ortega Chacón que don José Arroyo Morillo fue, antes que nada, maestro. Elegido en 1970 Maestro de España, fue Cronista Oficial de la villa, Secretario Perpetuo de la Asociación de Cronistas Oficiales de Córdoba, “cronista incansable, hasta el último momento”.
Fue amigo desde los tiempos de su juventud del poeta pontanés Juan Rejano Porras. Al conocerse la noticia del inminente regreso de Rejano a Puente Genil tras cuarenta años de ausencia, Arroyo Morillo escribía feliz y exultante soñando el momento de volver a abrazar al viejo amigo. Un abrazo que no llegó a materializarse.
Solo unas semanas después, poco antes de coger el avión que habría de devolver al poeta a su pueblo, Rejano moría en la hermosa tierra mejicana, frustrando un sueño de cuatro décadas.
En enero de 1980 Rafael Alberti, el poeta del Puerto de Santa de María, recordaba a Rejano enviándole una carta imposible.