A medio día de hoy, a las 13:45, en la puerta del Colegio Compañía de María, se ha celebrado una concentración silenciosa para escenificar el rechazo de los padres de alumnos y los profesores del centro ante la aprobación de la nueva Ley de Educación, la conocida como Ley Celaá.
Guardando la distancia de seguridad y cumpliendo todas las normas, al final del acto el director titular del Colegio Compañía de María, Bernardo López, ha culminado con una frase que resume el sentir de muchos padres que con esta ley ven coartada su libertad a la hora de elegir la educación de sus hijos. Después de sus palabras, los asistentes han roto el silencio con un sonado aplauso y se ha procedido, por parte del AMPA del Colegio, al reparto de chapas contra la ley.
«Queremos un sistema educativo que respete la libertad de enseñanza y la pluralidad. Sin la Concertada NO ES POSIBLE»
«Queremos un sistema educativo que respete la libertad de enseñanza y la pluralidad. Sin la Concertada NO ES POSIBLE», ha sido el lema utilizado en la concentración para solicitar el respeto por la libertad de los padres para poder decidir qué tipo de educación queremos para nuestros hijos.
Diversos actos como éste se han sucedido por todo el país, en rechazo a una ley sectaria y politizada que da un nuevo paso para conseguir la imposición de un pensamiento único en la enseñanza de los más pequeños, en contra de algo que la propia constitución lleva en uno de sus artículos, la libertad de enseñanza.
El Artículo 27 de la Constitución Española en sus epígrafes 1 y 3, reconoce a los padres el derecho que les asiste para que sus hijos reciban la formación que ellos deseen en cuanto a centro y tipo de enseñanza.
1. Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza.
3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.
En la actualidad los colegios concertados son los únicos que, bajo el amparo de la educación pública (sí, pública y accesible a todos en igualdad de condiciones), abanderan la pluralidad necesaria para que una sociedad avance de forma heterogénea y libre. Algo que sería enriquecedor en cualquier país, no parece gustar a un gobierno en manos de una extrema izquierda a la que la enseñanza libre, los puntos de vista diferentes, las creencias religiosas y la educación basada en el esfuerzo y la recompensa por el mérito son premisas a derribar. Y para ello, la Ley de la señora Celaá.
