OPINIÓNx_Pablo Mansilla

De la «muerte dulce» a la reflexión

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Si le ha dejado con cierta consternación el adiós de Jaime y Dianne, quizá comparta este pensamiento…

Estos días en los que los excesos previos a la Navidad (que nadie niegue que el Puente de la Constitución y la Inmaculada Concepción ha servido de warm up para los estómagos) han estado cargados de magia y bullicio. Bien lo está palpando Puente Genil, y como la villa muchas ciudades que lucen, nunca mejor dicho, su marca a través de la empresa que lidera el sector de la iluminación decorativa y artística en todo el mundo.

Con la misma fuerza brillan desde el pasado viernes Dianne y Jaime en el cielo. Su historia de amor a través de su final mediante la «muerte dulce» como consecuencia de la enfermedad catalogada como enemigo público número 1 en el siglo XXI de él, ha removido conciencias. Está muy manido eso de «la vida son dos días». Ya lo dice Marc Anthony en su bailado e inspirador «Vivir mi vida». Y para ella, vivir su vida era estar al lado de su príncipe azul.

No me ha hecho falta conocer en persona – ya me hubiera gustado – a este matrimonio canadiense cuyo adiós al mundo invita a la reflexión. Qué casualidad que la Navidad ya nos pise los talones. Pero cualquier momento es bueno para abrazar, besar, amar, a quien tienes al lado. Si es de tu entorno con mucho más motivo. Y si daría su vida por ti, créame. Siéntase afortunado. Porque eso, entre otras muchas más cosas, es la vida. 

     
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