Ayer, 8 de diciembre, festividad de la Purísima Concepción, Patrona de Puente Genil, la Cofradía, debido a la pandemia que llevamos sufriendo desde el mes de marzo, y cumpliendo con las prohibiciones que las autoridades nos marcan, suspendió la solemne y gloriosa salida procesional por las calles de la villa. En sustitución a ello, y muy acertadamente, decidió que, durante las horas en que la Bendita Imagen suele estar procesionando, estuviera colocada en el mismo dintel de la puerta principal de su Santuario, para veneración y felicidad de todo aquellos pontanenses que desearan visitarla. El lugar, concurrido, fue un precioso punto de peregrinación de fieles, devotos y público en general, donde se fundieron, vivas, cánticos, velas, plegarias y flores a la Madre de Dios.
Esta propuesta e idea, lleva rondando en mi cabeza varios meses (estoy seguro que no seré el único). Y ayer, la Cofradía de la Patrona, la puso en practica de una forma, bajo mi punto de vista, muy acertada, digna y llena de luz y Esperanza, que es lo más importante. De ahí a que me pregunte, la propuesta de la Patrona de ayer, ¿será la llave para nuestra próxima Semana Santa?
Todos sabemos, feacientemente, que sólo queda el anuncio oficial por parte del Obispado para suspender, nuevamente, procesiones en la Semana Santa 2021. Todos queremos volver, lo más pronto posible, a la normalidad. A ver una bulla. Ver la plaza del Calvario repleta. Ver vida en los cuarteles, y tener ese olor a caldo y ollas hirviendo. Ver, al Terrible, volver a bendicir las calles de Puente Genil o ver esa «carrefila mu larga mu larga» dando color y sello inconfundible a nuestra Semana Mayor. Pero la realidad es que, a corto plazo, no va a ser así, y debemos trabajar alternativas que, más que todo, nos llene el alma, que ya nos va haciendo falta.
Y sí, la de ayer a mí, me la llenó, y de qué forma. Ver de nuevo esa luz al final de túnel. Ver uno de los días más especiales del año en mi pueblo, de una forma muy especial, valga la redundancia. La pandemia nos quitó mucha cosas, que volverán, seguro que volverán. Pero también nos ha dado estampas, momentos únicos que sólo se vivirán en este tiempo tan difícil. Y yo, el día de ayer, lo recuerdo con alegría, y de ver cómo un pueblo vivía el día de su Patrona de una forma muy diferente, pero con el amor, devoción y fidelidad de siempre. Las formas pueden ser tantas como uno quiera, pero el fondo y el sentir, que es lo más importante, siempre será el mismo.
Y creo, firmemente, que la Semana Santa de Puente Genil, puede tener una gran ventana abierta en la propuesta de la Cofradía de la Purísima Concepción de ayer. Se cerró nuestra puerta principal, durante un tiempo, pero hay multitud de ventanas para que nos entre ese aire fresco que necesita nuestra sociedad. Ávida de todo. Ávida de vida, y gran parte de la vida de Puente Genil, reside cuando el azahar decide explosionar.
Tenemos templos, Casas de Hermandad, cuarteles… para que Puente Genil muestre al mundo, en la misma puerta o dentro de la casa de Dios, el fervor y amor hacía Nuestro Padre Jesús y María Santísima. Tenemos herramientas suficientes para volver a sentir las vísperas. Para bajarnos del tren de la vida, durante 8 días, y ser la Jerusalén del mundo.
Seamos valentes. Nunca descerebrados, pero seamos valientes y no nos quedemos en el letargo y el acomodo del «no se puede». Vivamos y trabajemos nuestra tradición más pura. Hagamos grande cada día de nuestra Semana Santa. Que el gusanillo se nos vuelva a meter dentro del estómago.
Si Dios quiere, y se nos da la oportunidad, porque este maldito bicho vaya remitiendo, demos ejemplo de responsabilidad y saber hacer. Cierto y verdad es que Semana Santa habrá, y eso no nos lo quitará nadie. Pero también es verdad que Puente Genil, en esas fechas, necesita estar vivo (siempre que la circunstancias lo permitan).
Y cuando pase el tiempo, cuando volvamos la memoria hacia atrás; cuando vuelvan los tiempos de siempre, recordaremos una Semana atípica, única. Muy trabajada, muy sentida y en la que fuimos muy privilegiados de haberla trabajado y vivido. Porque el sentimiento fue el mismo que siempre ha tenido Puente Genil, y ese sentimiento hizo que todo lo vivieramos de una forma diferente, con instantes que nunca, si Dios quiere, volveremos a tener, pero que fueron maravillosos de vivir. Exactamente igual que ayer, en el Día de la Patrona.
Los tiempos difíciles, son tiempos de oportunidades y de donde siempre salen «cosas buenas».