Cuando te proporcionan un altavoz para emitir un mensaje – como el conocidísimo icono representativo de este medio digital – siempre he pensado que debe emplearse acorde a dos condiciones: hablar con claridad y justificar de la mejor forma posible siendo educados lo que pretendes comunicar. Pero si se le agrega algo de contundencia a las palabras, seguridad, y una carga de justicia incontestable, el calado de lo que se quiere expresar invita no sólo a actuar. También a reflexionar. Porque en muchos casos lo que incluyen esos mensajes va en pro de un colectivo concreto.
Aún retumban en mi cabeza frases como… “Una red eléctrica pésima”. El estado de “las papeleras higiénicas para los escolares”. O el WC “es una pared con una goma de riego de goteo para que se lleve los orines de los niños. “En nuestras casas no lo tendríamos”. Rocío Gil se convirtió hace una semana en la protagonista no sólo del Pleno ordinario del mes de noviembre (y eso que era el del adiós a Paco Morales). La seriedad, el saber estar, la contundencia, los recursos visuales, el sentido común. Las palabras de la presidenta del AMPA Jesús Nazareno del CEIP Agustín Rodríguez, y se podía ver en las caras de los representantes políticos, cuanto menos, rondaron por sus cabezas durante no sólo esa noche. Sino que han pasado siete días y muestran a toda la sociedad que hablar públicamente delante de los políticos, de tus políticos más cercanos, con una reclamación permanente y creciente, es cuestión de insistir, persistir, resistir y nunca desistir.
En los seis minutos aproximados que Rocío Gil ocupó el sitio
de Paco Morales, se convirtió en la voz del pueblo. En el Ayuntamiento de
Puente Genil y desde la Casa Consistorial. El centro educativo lleva más de 47
años esperando reformas. No es competencia municipal en todo caso. Pero sólo
por todo su trasfondo social, el mensaje de Rocío es como esa primera picadura
de avispa que te hace pupa y de la que no te olvidas nunca.