Cuando piensas que la organización de nuestro concurso “Membrillo de Oro” ya no puede hacerlo peor, llega la edición de 2021 y se superan, menuda capacidad para arruinar un certamen que costó mucho levantar.
¿Se imaginan que en el concurso del Festival Internacional del Cante de las Minas no se pudiera cantar la Minera? ¿Se imaginan que en el Concurso Nacional de Tarantas de Linares no se pudiera cantar la Taranta? O mucho más cerca, ¿se imaginan que en el Concurso Nacional de Fandangos de Lucena no se pudiera cantar el Fandango de Lucena? A todas luces es algo impensable, ¿verdad? Pues semejante desfachatez ha sido llevada a cabo por la organización de nuestro “Membrillo de Oro”, con el único cante flamenco asociado a esta bendita tierra, el Zángano.
«…nuestro Zángano, queda DESTERRADO del concurso de su pueblo.»
Para el certamen, los diferentes estilos del flamenco se han repartido en tres grupos, de modo que, en cada fase del concurso, los artistas deberán interpretar un cante de cada grupo. Para la final, se repite el esquema con la particularidad de que no pueden repetir los cantes ya interpretados en las fases. Si prestan atención a los tres grupos, el FANDANGO ha sido excluido del certamen, siendo así nuestro ZÁNGANO, como fandango que es, queda DESTERRADO del concurso de su pueblo. Queda prohibida su interpretación, pues si alguien lo cantase quedaría descalificado por incumplimiento de los requerimientos interpretativos.
La misma suerte han corrido tanto los fandangos personales, como los de Huelva y los conocidos como “abandolaos”, en los que se ubica nuestro Zángano. Nuestro cante, los fandangos de Cayetano Muriel “Niño de Cabra” y los fandangos de Lucena, en todas sus variantes, dan forma al grupo de cantes de la comarca, y que de alguna manera dan identidad a esta región, podrán ser escuchados en cualquier concurso que se precie, menos en Puente Genil.
Así es como la organización trata al cante local, quedan en la basura los esfuerzos de otras ediciones por divulgar nuestro Zángano, mediante premios especiales de obligada interpretación, que impulsaron su aprendizaje entre los artistas aspirantes, asegurando así su perpetuación y presencia en los repertorios artísticos de los cantaores.
«Con esta omisión queda claro que la organización no reconoce al zángano la entidad suficiente como cante»
No piense el lector que nos hemos venido arriba, y damos al zángano tanta importancia como al cante por soleá, no, pero sin duda nos corresponde a nosotros hacer la puesta en valor. Con esta omisión queda claro que la organización no reconoce al zángano la entidad suficiente como cante, cuando nuestra obligación es exactamente la contraria, ya que, si alguien tiene que hacer gala del zángano es precisamente Puente Genil, por lo que no es que este cante deba aparecer como opción a interpretar por los cantaores, es que tiene que estar representado de forma especial, tanto en las bases como en el propio concurso.
En pandemia, casi sin actividades culturales, y con tanto tiempo para pensar y hacer las cosas bien, cuesta creer que no se hayan puesto el mono de trabajo, y se lo hayan currado un poquito más. Hemos de señalar que este atropello a nuestro cante más representativo, ya se cometió en las bases del concurso de 2020, pero por las causas que todos sabemos, ese concurso no se celebró. Nuestra flamante V Llave de Oro del Cante, registró el Zángano por primera vez en 1957, ¿Qué pensará Fosforito ante tamaño despropósito?
«…un concurso sin ideas, ni una línea clara de actuación»
Hace poco más de un año (enero 2020) se presentaba un fantástico y profundo estudio sobre el Zángano de Puente Genil, que firmaba el estudioso y amigo Álvaro de la Fuente. Ese trabajo es una herramienta perfecta para conocer la historia y dimensión del zángano en nuestro pueblo, cosa que parece ser ignorada por la concejalía de promoción del flamenco, a pesar de haber asistido, en primera fila, a dicha presentación. Menuda frustración debe sentir el autor del libro.
Por este motivo y otros que contaremos en sucesivos artículos, manifestamos nuestro pesar por la deriva que ha tomado el “Membrillo de Oro”, un concurso sin ideas, ni una línea clara de actuación. Mientras tanto se gasta el presupuesto en proyectos vacíos.
* Imagen de cabecera tomada del archivo de ABC, 1912. Composición para uso de este artículo.