El sacerdote pontanés Pedro Vicente Cabello prepara el estreno de su nuevo trabajo literario, una obra que lleva por título “Eso no estaba en mi libro del Antiguo Testamento”, editada por Almuzara Libros, que verá la luz el próximo 5 de marzo, y que, en boca de su autor, es un libro “desenfadado y coloquial” accesible “para todos los públicos” y que se puede leer “en pequeñas dosis”.
Entre otras curiosidades, el trabajo contiene numerosos guiños a la música, la literatura, el cine o la televisión, y repasa interesantes anécdotas para responder a preguntas abiertas como “por qué ni la manzana del Paraíso ni la ballena de Jonás aparecen en la Biblia, cómo se explica que Matusalén muriera a los 969 años, o por qué aparece en el relato del Paraíso una serpiente como encarnación del Diablo y no cualquier otro animal”.
A pesar de que su incasanble trabajo como delegado diocesano de Acción Social y Cáritas, que concilia con el ejercicio de su ministerio sacerdotal en la Parroquia de San Miguel Arcángel de Córdoba, le dejan muy poco tiempo libre, Pedro Cabello ha vuelto a sorprender con un libro que ofrece, desde una perspectiva amena, divulgativa y rigurosa, los pasajes menos conocidos de la primera parte del libro más vendido de la historia, aportando luz y desgranando detalles de aspectos poco conocidos, como el hecho de que en el Antiguo Testamento encontramos el primer manifiesto ecologista además de la primera reivindicación feminista.
Esta es la tercera publicación del sacerdote pontanés, tras «La Córdoba del Seminario», publicada en 2018 y «Arqueología Bíblica», que vio la luz con la misma editorial un año más tarde, trabajo este último que despertó un gran interés entre los especialistas, al realizar un minucioso y detallado trabajo de investigación unánimemente alabado por la crítica.
“Eso no estaba en mi libro del Antiguo Testamento” responde, en sus 400 páginas, a numerosas preguntas que quizás, hasta ahora, no tenían respuesta o eran muy poco conocidas para todos. Una obra muy apetecible, que habrá que ir saboreando, “también con alguna que otra sonrisa”, como ha avanzado su autor.