Aunque todavía queda un poco lejos en el calendario, la evolución de los acontecimientos en relación a la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, comienzan a situar en el horizonte el debate sobre la celebración de la Feria Real, sin duda el acontecimiento más importante de cuantos tienen lugar durante el verano en Puente Genil, y que este año, inexorablemente, ya está marcado por las medidas que se adopten para frenar el impacto del virus.
Con casi tres meses todavía por delante, el panorama no es nada halagüeño, de hecho, el Ayuntamiento ya ha cancelado los eventos sociales y festivos más inmediatos que iban a celebrarse durante los meses de mayo y junio, incluido el festival de blues fijado para el arranque de julio, una decisión en total consonancia con lo que está ocurriendo con otras grandes citas veraniegas en diversos pueblos y ciudades de España. Cabría preguntarse pues, ¿qué va a pasar con la Feria?, ¿habrá Feria?, ¿habrá miniferia? o directamente no se celebrará. La duda no es fácil de resolver, primero, porque aventurarse con el montaje de los preparativos es a día de hoy toda una quimera; segundo, porque el proceso de contratación de las actuaciones musicales está completamente supeditado al visto bueno de las autoridades sanitarias a la hora de permitir la celebración de dichos eventos; y en tercer lugar, porque sí las cosas mejorasen, aunque solo fuese un poquito… ¿en qué condiciones vamos a disfrutar de nuestra Feria?, ¿a dos metros los unos de los otros y guardando las distancias?, ¿con mascarillas?, ¿sin poder compartir una copa de vino o una cerveza con nuestros familiares y amigos? ….
La decisión no va a ser fácil. Aventurarse a la celebración de un evento de esa magnitud requiere de mucha reflexión, pero también de grandes dosis de riesgo por parte numerosos colectivos que, viendo el contexto actual, tendrían que pensárselo muy mucho para tirar hacia adelante en el montaje de, por ejemplo, una caseta, una apuesta de un importante atrevimiento en lo económico estando como están las cosas. Desde luego, las circunstancias que vivimos son extraordinarias y, el verano que se avecina no invita demasiado a arriesgar en materia de salud.