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Ikigai

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Reposados los momentos, distinguidos y paladeados los matices de la Muestra-Clausura del Aula Municipal de Teatro fruto de un único e intenso trimestre y culminado en este vertiginoso junio os pido permiso para compartir agradecimientos, honores y alguna reflexión de necesidad imperiosa a mi criterio:

Agradecida por, a cambio de no compartir con nuestro grupo de menores (6 a12 años) cómo abrían su regalo con familiares, amigos, público…en nuestro claustro conventual de “Los Frailes” con sus tres siglos de historia de testigo; tener la oportunidad de, en mi infinito necesario afán de observar y escuchar para entender, el compartir como testigo muda, sus últimos minutos en el teatrillo y en sus puertas, repaso final de su “mise en place”, vibrante gregario abrazo  con su profe Manolito antes de…

A su vuelta de escena, mi grupo, el adulto (18 años en adelante) les recibimos con un aplauso emocionado y disfrutando su explosión de color por la alegría compartida, reflejada en sus ojos y gestos. 

     

Agradecida por la libertad individual que tuvimos de elegir, cada miembro de este grupo un personaje de la Historia Universal del Teatro y escoger un parlamento de ese personaje, para plasmar el aprendizaje recibido en el trimestre.

¡Enhorabuena “Teatrados”!, por comprimir con maestría en tan poco tiempo: herramientas dinamizadas muy valiosas, conciencia de grupo y emoción compartida.

¡No dudé!. ¡Eras tú!. ¡¡Antígona!!. Aún consciente sabedora de mi pequeñez, decidí honrarte. Representas: cuna teatral, origen, actualidad con 2.500 años de antigüedad, el conflicto del límite ético del poder del hombre, el lugar de lo divino, la autocracia de Creonte, la indefensión aprendida de  Ismane , tu coherente y desafiante dignidad sostenida, víctima y heroína, hasta tu final. Todo ello sin olvidarnos del contexto de tu estreno en Atenas, corrían tiempos de implantación democrática.  ¡Gracias Sófocles!

Nuestro hoy, nuestra democracia, Antigóna, llegó a nosotros con luces y sombras por el camino y nuestro universo casi se apaga hace muy poco. Algo invisible al ojo humano nos invadió sin pedir permiso. Ha sido mi primera pandemia, no de la Tierra.

En esa premisa, no contable sino vital, de que no existe partida sin contrapartida  ¿sabes qué?; aprendimos a vernos sin mirar, a regalar nuestros saberes,  nuestros estares sin ir, nuestros seres sin estar. Al unísono agradecíamos cada día a los colectivos que nos cuidaban, buscaban remedio no inventado e incluso fueron garantes de despedir dignamente a nuestros seres queridos sin nuestra presencia.

¡Qué urgente se volvió sentirnos miembros de un escenario de “Dignidad Compartida”!       

¡Lástima!. En mi sentir, creo que se nos olvidó que además el sentimiento necesitaba ser importante y auténtico para trascender en el tiempo. Observo y percibo por el contrario, ansias urgentes de vuelta al trampantojo, a la patata a la importancia y la “pole position”.

     

¡Dignifícanos Teatro!

Antígona. Alguien de nuestros tiempos, robado en tiempos de sombra, cuya obra transcenderá, como la conservada de tu autor, dijo:

“El Teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la edificación de un país y el barómetro que marca su grandeza ó su descenso”

(Federico García Lorca 1898-1936)

¡Ah!. No te he dicho. Acabamos de estrenar servidores públicos, convertido en semiestreno, en esto de renovación mandataria. Amparados en un estado democrático, con diferencias sustanciales a la conocida por tu Sófocles. Elegimos y además, mujeres y hombres, todo miembro de la ciudadanía, permanece en calidad de  actor y/o consentidor de lo que acontece.

¡Quédate teatro!: mejorado, sin premura, con recursos, que no haya de repetirse por falta de ellos, el abandono a nuestros jóvenes. Necesitan sus propias carreteras en las que descubrirse, crecer y encontrarse. No pueden estar en ninguno de los que sí hemos disfrutado este Aula.

Por las diferentes ramas de expresión artística. Mi amada “Escuela Municipal de Música”, Gracias. Tu detalle merece mención exclusiva en otro escenario, comunicado a éste y universal.

Por la responsabilidad y compromiso a facilitar estos caminos a los que aún no eligen.

Por los lenguajes universales en los que caben todos los credos e ideologías.

¿Qué te contarán las gentes del mañana, Antígona?

Escrito por Susana Mª Domínguez López. (Aspirante a aprendiz)

Ikigai (sentido, propósito, entendido como proceso vital)

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