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La medicalización de la residencia, ¿una opción para contener el brote?

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El goteo constante de casos de coronavirus que están contabilizándose en los últimos días a partir del brote detectado en la Residencia de Mayores “Inmaculada Concepción” ha abierto el debate sobre la necesidad de implementar medidas más contundentes para tratar de poner freno al mismo. Hasta el momento, los datos son francamente desoladores, con más de 70 contagios, entre ellos más de medio centenar de residentes y cerca de una veintena de trabajadores. Cierto es que muchas de estas personas permanecen asintomáticas, pero la frágil salud de nuestros mayores ya ha provocado traslados a centros hospitalarios e incluso el primer fallecimiento achacable al virus en un residente de 91 años que murió en la tarde del jueves en el Hospital de Alta Resolución.

Estando así las cosas, operarios de Egemasa procedieron hace unos días a la desinfección del patio y de los exteriores del inmueble ubicado en la calle Elio Antonio de Nebrija, y también está previsto que bomberos del Consorcio Provincial de la Diputación lleven a cabo esas tareas en el interior del edificio. Sin embargo, cabría preguntarse si sería posible trasladar a los ancianos que no están contagiados a otros lugares más seguros, o incluso, llegado el caso, proceder a la medicalización de la residencia si la propagación del virus continúa como hasta ahora, teniendo en cuenta también que entre contagiados y confinados por estar en contacto directo con los anteriores, el personal ya está muy al límite tanto física como psicológicamente para dar respuesta a la situación.

La medicalización de una residencias de personas mayores en la que se registra un brote por Covid-19 es una de las medidas puesta en marcha por la Consejería de Salud y Familias para garantizar la salud en dichos centros. Esta medicalización se realiza a través del Servicio Andaluz de Salud con la coordinación de las direcciones de los Distritos de Atención Primaria y los hospitales de referencia, previa a la realización de un protocolo que indica las situaciones donde se requiere esta medicalización. En todo caso, una decisión de estas características debe ser analizada por los facultativos que hayan valorado la situación en la que se encuentran los infectados, junto a la enfermera gestora de casos referente para el centro, el epidemiólogo, y la inspección, y acarrea la necesidad de realizar pruebas a los contactos estrechos. 

     

Una decisión de estas características conlleva hablar de palabras mayores, pero visto lo visto, pensar en ella no es descabellada a tenor de cómo, desgraciadamente, están discurriendo los acontecimientos.

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