Durante la Semana Santa, los municipios que integran la Ruta “Caminos de Pasión” también hacen una apuesta por poner en valor los sabores de sus respectivos municipios, y es que en todos los pueblos está muy presente el olor a dulce recién hecho, a la miel de las torrijas, al ajonjolí de los pestillos, al azúcar de las rosquillas… En definitiva a un sinfín de riquísimas recetas que nos remontan a la más tierna infancia y que han sido heredadas de generación en generación. Así, en las casas, en los obradores, en las confiterías y en los restaurantes puede degustarse el verdadero sabor de la Cuaresma, un recetario popular en el que destacan las famosas torrijas, un sencillo dulce cuya base es el pan y que se elabora en leche, junto a otros ingredientes como la miel o el vino dulce.
También los pestiños son todo un símbolo de la repostería de estas fechas. Antes de pasar por la sartén, este delicioso dulce se aromatiza con ajonjolí y su sabor se puede matizar también con miel o canela. La receta de los roscos fritos, estos sin ajonjolí, es muy similar y degustarlos en estos días es una arraigada tradición. La leche frita, las magdalenas o los gañotes –a base de harina, huevo, azúcar, limón, naranja y canela- son otros de los dulces que conforman un recetario común alimentado a lo largo de los siglos.
Además, cada municipio cuenta con especialidades únicas que están muy presentes en las mesas. Así en el caso de Puente Genil, y además de los anteriores, la Semana Santa es época de ochíos y roscos de huevo o roscos de Semana Santa, que endulzan los paladares más exigentes.
La Ruta de Cocina y Repostería de Cuaresma y Semana Santa reúne algunas de estas recetas con el objetivo de que el visitante y el local, puedan degustar platos y dulces típicos propios de este tiempo, sabores que ayudan entender cómo los pueblos de Andalucía viven con especial fervor estas celebraciones únicas, siendo el complemento perfecto a esos días en los que los actos y cultos en las diferentes Hermandades y Cofradías toman el protagonismo.