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La sequía y los cambios bruscos de temperaturas, un cóctel explosivo para las personas que sufren alergia

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La directora de la Unidad de Alergia del Hospital Universitario Reina Sofía, Carmen Moreno, y la catedrática del departamento de Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal de la Universidad de Córdoba (UCO), Carmen Galán, han presentado esta mañana ante los medios de comunicación la previsión de la evolución de los pólenes de cara a la primavera y la situación actual de pacientes con alergias respiratorias, acompañadas por la directora gerente el hospital, Valle García, y el vicerrector de Salud y Bienestar de la Comunidad Universitaria, Rafael Solana.

La gerente del hospital ha explicado que los pacientes con algún tipo de alergia respiratoria comienzan especialmente en estas fechas a enfrentarse a una de las peores épocas del año. Precisamente por ello, el hospital y la UCO han querido ofrecer una información completa que permita a todas las personas afectadas por algún tipo de alergia respiratoria contar con toda la información en cuanto a la evolución de la incidencia de pólenes se refiere y, también, aprovechar la ocasión para recordar las principales recomendaciones de utilidad de cara a controlar los síntomas y poder llevar una vida lo más normalizada posible.

En este sentido, la doctora Carmen Moreno ha hecho un llamamiento a los pacientes con alergias respiratorias destacando la importancia de la adherencia al tratamiento, “es clave que ninguna persona con alergia abandone la medicación y, por supuesto, que se vacunen en aquellos casos en los que esté indicado –ya que es éste el tratamiento más eficaz para hacer frente a las alergias-”. En esta línea, la responsable del servicio de Alergia ha explicado que “de nada sirve vacunarnos en la primavera, ya que no está indicado. Las personas con alergia al polen han de hacerlo antes o después”. Por lo que el verano o el otoño próximos serían un buen momento para que los alérgicos al polen que hayan pasado una mala primavera se pusieran la vacuna. 

     

Por su parte, la doctora Galán ha expuesto las previsiones de la incidencia de pólenes para esta primavera destacando que los factores ambientales están modificando el mapa de polinización, ya que “la falta de agua, las bajas temperaturas alcanzadas durante parte del invierno, inusuales para nuestro clima, han provocado un retraso de la floración de especies de floración invernal. Y, en cuanto a los niveles de concentración de polen, hay que señalar que la sequía que estamos viviendo, con una falta de disponibilidad de agua, juega también un papel especial, provocando que los niveles de concentración de polen no lleguen a valores tan altos como en otros años previos”. Carmen Galán ha recordado que los interesados tienen a su disposición mapas actualizados en los que pueden consultar los niveles de polen que existen en la web en la que se muestra el mapa y la previsión de evolución de los mismos, así como descargarse la App específica para tenerlo más accesible.

Ciprés y urticáceas

En este contexto, Carmen Galán ha explicado que los factores ambientales de este año han provocado una exposición más tardía al polen de ciprés, “alcanzándose las concentraciones de polen en el aire durante la pasada semana, en este momento podemos considerar la estación está finalizada”. Este retraso ha ocurrido también con la floración del plátano de sombra. Aunque este árbol suele iniciar su periodo de floración a principios de marzo, este año no ha comenzado a florecer hasta hace una semana, estando en estos momentos expuesto a concentraciones elevadas de polen. Las concentraciones más altas se esperan para la próxima semana, pero al tratarse de un árbol con floración explosiva, la estación polínica no se prolongará durante el mes de abril.

La doctora Galán ha destacado también la situación que se está experimentando con las urticáceas. En este sentido, señala que “llama la atención la presencia de una mayor concentración de polen de urticáceas, donde se encuentran representadas las ortigas y la parietaria. El polen de parietaria es considerado como alérgico, especialmente en el área mediterránea. Estas especies se caracterizan por la posibilidad de reaccionar de manera rápida a los cambios del tiempo, por lo que los cortos periodos de tiempo con lluvias han permitido que estas plantas los aprovechen para florecer y liberar granos de polen al aire en concentraciones más elevadas de lo normal”.

En cuanto a las gramíneas de primavera, señala que algunas especies tempranas han comenzado a florecer, “aunque durante este periodo de tiempo no llegan a alcanzar valores altos, la mayoría de las especies de gramíneas florecen en primavera.  Las gramíneas responden de forma más directa a la falta de disponibilidad de agua, no llegando a florecer hasta contar con suficiente agua para asegurar éxito en su floración”. Por este motivo, y atendiendo a las previsiones meteorológicas, “se espera que este año ocurra un cierto retraso y no se lleguen a alcanzar valores elevados, aunque siempre va a depender de la lluvia. En el caso del olivo, al tratarse de un árbol bien adaptado a nuestro clima y a técnicas agrícolas, responde de forma más clara a la temperatura que a la disponibilidad de agua. En teoría se puede esperar durante este año una floración más intensa, sin embargo, la falta de agua y las temperaturas tan elevadas que están ocurriendo puede alterar su ciclo reproductor”.

Datos asistenciales       

Este contexto medioambiental tiene su repercusión en el ámbito asistencial. En este sentido, la Unidad de Inmunoteria y Alergia del Hospital Universitario Reina Sofía atiende a pacientes derivados de toda la provincia de Córdoba, donde se estima que pueda haber unas 160.000 personas con alergias respiratorias, de los que en torno al 62,5%, unos 100.000, pueden serlo al polen. Del total de personas con alergia respiratoria al polen, el 80% lo son al olivo, el 70% a las gramíneas, seguidos de Salsoa, del plátano de sombra y del ciprés. Sólo algunos pacientes, con una combinación determinada de síntomas y perfil de sensibilización precisan inmunoterapia (vacunas). La Unidad de Alergia del complejo sanitario cordobés puede identificarlos correctamente de entre todos los que son derivados desde Atención Primaria o desde otras especialidades. La doctora Moreno señala que en torno a un 30% de todos los pacientes con alergias respiratorias –en estadios leve, moderado o grave- de la provincia son atendidos en el hospital. En este sentido, es importante recordar que la efectividad de las vacunas “ha aumentado mucho en los últimos años gracias al mayor conocimiento de esta patología y de los pacientes”, prosigue.

     

Esta efectividad se traduce directamente en la vida diaria de la persona con alergia. Así, un paciente que se vacune desarrollará probablemente menos síntomas cuando se enfrente al polen y tendrá mejor calidad de vida, ya que podrá permanecer más tiempo al aire libre, tolerará mejor el ejercicio físico, dormirá mejor o necesitará menos medicación. Además, la vacuna aporta otras ventajas como detener el curso progresivo de la enfermedad, que cuando evoluciona sin control puede llevar al paciente a padecer asma, a enfrentarse a crisis de gravedad o al desarrollo de reacciones alérgicas a alimentos vegetales, una consecuencia cada vez más frecuente. Por otro lado, la directora de la unidad aclara que “no hay que confundir las verdaderas alergias con las pruebas múltiplemente positivas. Es decir, tener muchos positivos no significa tener muchas alergias”. Hay pólenes que contienen la misma proteína (alérgeno) y pueden dar positivo en las pruebas cutáneas. En estos casos, los especialistas proceden a desarrollar técnicas moleculares en una muestra sanguínea para determinar si los positivos cutáneos responden a una alergia del paciente o no. Esto es así porque el diagnóstico está basado en las proteínas, no en el tipo de polen. Este aspecto es sumamente importante, ya que ayuda a personalizar los tratamientos y a ser más precisos en el diagnóstico. Así, gracias al diagnóstico basado en las proteínas se pueden diferenciar tipos de pacientes por áreas geográficas. Por ejemplo, tomando como referencia el olivo, los pacientes de la mitad norte de la provincia de Córdoba son predominantemente alérgicos a una proteína al polen de olivo (Ole e 1). Sin embargo, los pacientes de la Subbética son alérgicos a tres (Ole e 1, Ole e 7 y Ole e 9). Estas peculiaridades se traducen en que la enfermedad se comporta de manera diferente en unos pacientes y en otros.

Factores de riesgo

La alergia es una enfermedad de sociedades desarrolladas, en las que las comunicaciones han propiciado un mundo globalizado que se extrapola también al ámbito de las enfermedades. Como ejemplo, la doctora Moreno ha señalado que “hace 20 años en España no había alergia al sésamo, la quinoa u otros alimentos que ahora comemos y aparecen las alergias a este alimento”. Otro de los grandes factores que impacta directamente en la incidencia de la alergia es el cambio climático. En este sentido, la doctora Galán explica que “se están produciendo una serie de perversiones en la naturaleza que repercuten en los pacientes alérgicos”. Ejemplo de ello es que los calendarios de polinización pueden llegar a ser imprevisibles porque las plantas pueden tener floraciones extemporáneas y esto provoca que los pacientes acusen los síntomas con una temporalidad no prevista.

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