Es algo sabido que la proclamación de la II República Española (14 de abril de 1931) trajo consigo la prohibición de las manifestaciones religiosas en público, por lo que en 1932 y 1933 nuestras Imágenes no visitaron las calles de Puente Genil. Que no hubiese procesiones no quiere decir que la Semana Santa no se celebrara, es más, se ofició fervientemente pero dentro de los templos. La tantas veces denostada –por festiva─ Semana Santa pontana dio un ejemplo de religiosidad y seriedad, abarrotando las iglesias y venerando a sus Imágenes.
En abril de 1933 se encontraba ingresado en el Hospital Municipal, Diego Bermúdez Cala “El Tenazas” (1852-1933), conocido aquí como “Dieguito Morón”, por ser oriundo de la localidad sevillana de Morón de la Frontera. Diego llegó a Puente Genil a finales del primer lustro del siglo XX, y desde aquí partió para la ciudad de la Alhambra en 1922, para sorprender a propios y a extraños en el Primer Concurso de Cante Jondo.
«El Tenazas… tuvo una fuerte influencia en Puente Genil y en la comarca»
El concurso más célebre de la historia del flamenco, fue auspiciado por García Lorca, Zuloaga y Manuel de Falla, entre otros, y en el que El Tenazas se trajo dos diplomas, resultando ser la gran revelación junto a un jovencísimo Manolo Caracol (1909-1973). Aquel concurso, aunque no consiguió los propósitos que perseguía, cambió el rumbo del flamenco para siempre, y, como decimos, tuvo a uno de nuestros vecinos como protagonista. Cantaor que sin duda tuvo una fuerte influencia en Puente Genil y en la comarca.
Bien, Puente Genil siempre ha tenido grandes artistas y también grandes amantes de su pueblo, y en el grupo de estos últimos, destaca sobremanera Don Francisco Moyano Reina. Pocos como él han pregonado, ensalzado y honrado a su pueblo con tanto ahínco y amor. El texto que reproducimos a continuación, enlaza con el principio del artículo y pone de manifiesto el testimonio presencial de Francisco Moyano el Miércoles Santo de 1933.
«…pocos como Francisco Moyano han ensalzado y honrado a su pueblo con tanto ahínco y amor»
«…los cuatro pasos que deberían haber salido están sobre banquillos, en la Nave del El Templo (iglesia del Hospital) tal y como si fueran a ser procesionados… al Templo llega el pueblo en oleadas a honrar a la Imágenes y hasta las Figuras (que se visten en la Sacristía debido al miedo que sienten) se disponen a desfilar ante las Imágenes a las que harán la Reverencia (recuerdo a los Doctores de la Ley).
En el coro, la Banda de Música del Imperio Romano (la que tradicionalmente acompañan al Humilde), ya ha interpretado los Misereres (al Lavatorio y al Huerto) y está concluyendo el tercer Miserere, este en honor del Humilde, cuyo paso está expuesto en el Presbiterio: es en este instante cuando, en la puerta del Coro veo aparecer a dos monjas Mercedarias (las que están a cargo de El Hospital) y que llevan, casi en vilo, a un hombre anciano, pequeño de cuerpo y ajado por los muchos años, al que acercan a la baranda del coro, quizá para que vea por última vez la cara de El Humilde.
Aquel hombre al que reconozco, que no es otro que Dieguito, que se encuentra internado, gravemente enfermo, en el Hospital, se agarra, creciéndose, a la gruesa baranda, se engalla mirando al Humilde, y en el más puro estilo pontano, repitiendo el tercer verso, canta ante la gente sobrecogida, que ya lo ha reconocido, esta Saeta de circunstancias:
Miércoles Santo en la Tarde
y no sales Humildad
ni el Lavatorio, ni el Huerto
¡Ten de la Puente piedad!
Como lloraba la gente y como aclamaba Dieguito…y aún tiene arrestos para entonar
Llora calle de Aguilar
no verás a la Humildad
ni su cara tan divina
ni su espalda acardenalá.”
*(extraído de la revista de Semana Santa de la Agrupación de Cofradías y Corporaciones Bíblicas de 1992).
«estas fueron las últimas saetas de su vida»
Estas fueron las últimas saetas de su vida, y las cantó para el Señor de la Humildad. Poco después, en el otoño de ese año Dieguito Morón “El Tenazas” dejaría este mundo para siempre en ese mismo Hospital, cerrando así un capítulo de la historia del cante pero permaneciendo siempre en la memoria de los pontanenses y los flamencos en general.
Este artículo, sin mérito propio, sólo pretende refrescar un poco la memoria local, y tener un recuerdo con un cantaor que eligió Puente Genil para vivir y para morir.
Quien más y mejor ha estudiado a Diego “El Tenazas”, es su paisano Luis Javier Vázquez Morilla, quien en 2015 firmó una magnífica biografía titulada “EL TENAZAS DE MORÓN, eso es cantar por derecho”, la cual recomendamos encarecidamente a todo aquel que quiera conocer algo más de este cantaor, créanme, Luis Javier es de los que saben.
«los mananteros siempre hemos sabido cual es el camino»
En estos días convulsos, ante la realidad del virus y la situación de presidio en casa, esperamos que este texto les ayude a pasar el rato, y nos haga ver que existe la figura del “conjunto” y, en Puente Genil, los mananteros siempre hemos sabido cual es el camino.
¡Ánimo y mucha fuerza!
*Imagen de cabecera elaborada con fotos de la red, de las cuales desconocemos sus autores. / Imagen del certificado de defunción, archivo de Miguel Ángel Jiménez