Las medidas de desescalada por fases adoptadas por el Gobierno para ir retornando progresivamente a la normalidad, se están mirando con lupa por parte de los propietarios de establecimientos comerciales. Por una parte, la inquietud estriba en la necesidad de afrontar inversiones para acometer una preparación previa en lo que se refiere a la adaptación de los locales para la atención individual de los clientes y garantizar con ello el máximo de protección, pero también en la obligatoriedad de establecer un aforo limitado, con una distancia mínima entre clientes o, en su caso, permitiendo únicamente la permanencia de un cliente en el interior de dicho comercio.
Esta problemática se agrava en el caso de establecimientos de hostelería, cafeterías o restaurantes, que si bien hasta la fecha pueden realizar su actividad con entrega para llevar y sin consumo en el local, a partir de la primera fase ya se encontrarán con el primer obstáculo, especialmente a lo referido a la apertura de terrazas, que se limitará al 30% de las mesas permitidas en años anteriores en base a la licencia municipal asegurando distancias. En este caso, podrían tener mayor número de mesas si el Ayuntamiento permite más espacio disponible, respetando la proporción mesas/superficie del 30% y con un incremento proporcional de espacio peatonal en el mismo tramo de la vía pública.
Ya en la fase II o intermedia, en el caso de los locales, se permitiría el consumo en el local con servicio en mesa con garantía de separación entre clientes en mesa y entre mesas, excepto discotecas y bares nocturnos, con una limitación a un tercio del aforo, mientras que en la tercera fase para los locales se extendería el aforo hasta la mitad de su capacidad siempre que se garantice la separación de clientes, permitiéndose también la presencia de clientes de pie, con separación mínima de 1,5 metros entre los clientes de la barra. En el caso de las terrazas, se limitará al 50% de las mesas permitidas en años anteriores en base a la licencia municipal, aunque cabe la posibilidad de que poner más veladores si el Ayuntamiento permitiera más espacio respetando la proporción mesas/superficie del 50%.
Estando así las cosas, otro factor que preocupa es el que se haya establecido la provincia como unidad territorial de medición. En el caso de Puente Genil, su cercanía con la provincia de Sevilla hace que vecinos de varios municipios de localidades sevillanas limítrofes como Herrera, Casariche, Badolatosa, Estepa acudan con frecuencia a nuestra ciudad a realizar sus compras, siendo este un activo importante en cuanto al volumen de ventas de los comercios pontanenses. Si estas personas no pudiesen desplazarse a Puente Genil, está claro que el comercio local se resintiría y, por ende, muchos establecimientos de hostelería o restauración que, evidentemente, con una normativa tan estricta, van a tener muy complicado desarrollar su actividad en condiciones similares a como lo venían haciendo.