Hasta hace poco la frase de «los niñatos estos es que van como locos» la asociábamos más al nene con la «motito» yendo a escape libre por la Matallana y el casco en el codo, aunque en los últimos meses la asociamos más al niñato con un vaso en la mano por la zona del Silo y en el codo lo que lleva es la mascarilla.
A ver, que aquí quién más y quién menos ha sido joven o lo sigue siendo… Tontos había y hay en todos lados…. Desaprensivos también y para eso está lo de aprender a base de meteduras de pata, el problema es que hasta hace poco, el niño te imbécil lo más habitual es que se diera una galleta por ahí, con chapa, pintura y bronca, que se cogiera un par de comas etílicos maravillosos o se metiera en alguna pelea y le quedase un ojito morado unos días con el que dar unas cuantas explicaciones vergonzantes y de ahí, sacar aprendizaje para que la próxima no pase.
El problema en esta época, es que los platos rotos del niñato imbécil los pagan también los demás… Y con los demás no me refiero solamente a que por su estúpido y egoísta comportamiento, se puede acabar cargando a uno de sus mayores o los mayores de cualquier otro. Los demás, en la mayor parte de los casos, también son ellos, los jóvenes. Los jóvenes normales, con sus materia gris intacta y sus dos 2 deditos de frente de serie. A esos jóvenes a los que les jode una barbaridad aguantar un estigma que nos les corresponde y encontrarse en el mismo saco que esos otros, una minoría que hace mucho ruido, pero que son eso, minoritarios y mucho.
Son una minoría… pero demasiado ruidosa
Por eso tocaría todo el hincapié posible, porque si hacemos balance de los jóvenes que conocemos, una inmensa mayoría son de los que merece la pena seguir la pista, pero los que hace más ruido y por los que juzgamos a todos son de los que tienen las luces justitas para no hacérselo encima, que no son capaces de aguantarse unos días más teniendo cuidado.
Y sí, soy consciente dónde que a partir de la cuarta copa, la fase de exaltación de la amistad va para arriba y la mascarilla para abajo… y eso no es exclusivo de jóvenes, eh! Hay por ahí mucho «adultescente» suelto… Refiriéndonos a ellos como adultos que «adolecen de algo», vamos, que les faltan 10 minutitos de cocción y que reproducen la misma actitud del niñato de la mascarilla en el codo y el cubata en la mano, pero a los que doblan la edad. Eso sí, estos además, si meten la pata, no solo fastidian a los demás, sino que pueden hacer una buena visita a la UCI en primera persona.
Si las generalizaciones son injustas siempre, en este tema creo que lo son todavía más. Que ni los manteros son borrachuzos, los adolescentes unos salidos, los deportistas la quintaesencia de la salud… En todas partes cuecen habas, así que no nos pongamos más dignos de la cuenta, que todos hemos tenido y tenemos, «épocas y momentos».
Así que desde el cariño que no te tengo, «adultescente» grillado, o a ti, niñato imbécil… No lo hagas por los demás, ni por tus padres o por tus abuelos, no lo hagas por tus amigos o compañeros de clase… Se egoísta si quieres, hazlo por ti, porque si no te lo tomas en serio, esto sigue hasta el verano que viene y a ti también te apetecerá dejar atrás esto de una p*** vez.