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Día del Personal de Hostelería | ¿Qué sería de Puente Genil sin los bares? (PARTE I) – Bar Jamón y Bar La Barriada

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Le debemos mucho al personal de la hostelería. Y en Puente Genil más. Un pueblo cuyos vecinos viven la calle y que dan muestra de ello cada vez que pueden disfrutando de un momento como el de colocarse en la barra o sentarse en una terraza para tomar café, desayunar ricas y abundantes tostadas, comer el menú del día, o de su ambiente por las noches para tapear o cenar. Para que todo ello sea posible están esos profesionales que cada día trabajan dando lo mejor que tienen. Ya sean productos, buen servicio, su sonrisa, o su infinidad de historias y momentos vividos. Porque la hostelería, para muchos que la ejercen, es una forma de vida.

Este domingo 21 de mayo es el Día del Personal de Hostelería, y en SoloPuenteGenil hemos querido hacer un homenaje a un sector fundamental en el municipio adentrándonos en la vida de algunos de sus protagonistas. No es fácil robarles unos minutos de su preciado tiempo para que atiendan con naturalidad, amabilidad y cercanía a este diario digital. Pero conseguirlo ha dado un resultado como este gracias a Francis Ocaña, gerente del Bar Jamón; y María Jessica Pérez, propietaria junto a su marido del Bar La Barriada de Santo Domingo.

Bar Jamón

En la Navidad de hace 38 años, Francisco Ocaña puso el ojo en un local del Paseo del Romeral para abrir su negocio. Un bar junto a la Plaza de Abastos con numerosos negocios, bancos, colegios, y algún comercio cercano a los que prestar un servicio a esa clientela potencial. Pero que también iba a ser un hervidero en épocas como la Semana Santa, Cabalgata de Reyes, o la procesión de Nuestra Señora de los Desamparados. Un bar con mucha historia y con el que incluso Francis Ocaña ha podido hacer frente al pago de los estudios de sus tres hijos (Alberto, Jorge y Alejandro), los cuales no han dudado ni dudan en ayudarle cuando lo requiere el momento. 

     

Sincero y en un tono distendido, Francis Ocaña afirma que el personal de la hostelería ha vivido distintas épocas. En el Bar Jamón, “la gente empezó por venir al bar a tomarse el café e incluso regalábamos el pan”. Eso cambió para dar paso a las tostadas, las cuales parecen a su juicio “un primer plato”. Ha vivido casi cuatro décadas y tiene argumentos para manifestar su parecer acerca de los cambios que ha habido en el sector. “Hemos pasado de dar un servicio a, lamentablemente, estar al servicio de quien viene”, considera. Aunque es algo que se lleva bien porque “la mayoría son buenos clientes, es cierto que hay de todo”.

La falta de profesionales de la hostelería es uno de los grandes problemas que está sufriendo el sector. Quienes trabajan en él saben de las jornadas maratonianas que se desarrollan en un bar o restaurante, la importante carga de trabajo que puede haber los fines de semana, y las condiciones en las que se ejerce el trabajo. Aunque “desempeñar este trabajo ya es una ventaja, muchas veces se le exige más de lo que puede dar”. Ahora reflexiona sobre si empezará a dedicarle menos horas al bar, ya que los años van pesando y el cansancio hace cada vez más mella en el día a día

Bar La Barriada

 Del céntrico Paseo del Romeral nos desplazamos a Santo Domingo para reconocer el esfuerzo y el trabajo del personal de hostelería. Allí se encuentra el Bar La Barriada (Calle Príncipe de Asturias), un concurrido lugar sobre todo en fines de semana y al que los vecinos acuden para compartir risas y buenos momentos. Los que desde pequeña ha vivido detrás de una barra María Jessica Pérez. Ella, junto a su marido, decidió embarcarse hace casi un año en regentar el Bar La Barriada. Si una palabra reina en el ambiente cuando este local sube la persiana, es la armonía.

“Estamos muy contentos con la respuesta que ha tenido el barrio porque gracias a ellos y a clientes que conozco de otras etapas mías en la hostelería estamos aquí, y vemos que se ha creado una gran familia”, señala la propietaria del Bar La Barriada con una sonrisa permanente en su rostro. A través de él, sus ojos vieron cómo su padre tuvo que pedirle ayuda en un momento en el que “no tenía ni idea de lo que era poner un café”. Lo cierto es que Jessica escuchó las indicaciones de su padre sobre los distintos tipos de café para poder servir a los clientes que llenaron la barra del bar hace 25 años. “Me lié a poner café y me di cuenta de que este trabajo te da vida; pero a la vez quema mucho. Eso es algo que hay que saber llevar”.       

Y lo dice alguien que en su vida ha sufrido momentos duros que nos recuerdan que solo se vive una vez y que, ante todo, hay que vivir el presente. Algo imprescindible, además, cada vez que acudimos a un bar.

     

 

 

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