Cuando los días largos y calurosos del periodo estival van llegando a su fin, y las noches se van haciendo dueñas, antes, de nuestros días, el mundo de la Semana Santa en Puente Genil comienza a despertar de un pequeño letargo, sólo espabilado, entre sueños, por juntas veraniegas, cabildos «finales de curso» y celebraciones a beneficio de algún ambicioso proyecto.

Y Puente Genil comienza de la mejor forma posible. Con el «tiempo de María». Las diferentes cofradías y hermandades rinden culto a su Madre en los meses de octubre y noviembre. La visten de Reina terrenal, bajándola, la única vez del año, a nuestra altura, para que fieles y devotos puedan besar sus manos y disfrutar de su regazo. La bajan para presenciar escenas únicas e íntimas. Bebés y pequeños mirando por primera vez un rostro que le acompañará hasta su vejez. Siendo alzados para tocar una manos que serán las que les cobijen hasta el final de sus días. Mayores que ya no pueden meterse en el bullicio de la Semana Santa y que con su mirada de amor y mojada por las lágrimas, sin hablar, nos dicen que quién sabe si es la última vez que puedan tocarla. Personas agradeciendo… otras pidiendo… en definitiva, pontanos que utilizan su advocación para llegar de mejor forma a su fe en María. Finales de semanas de Besamanos, de altares efímeros que visten los templos de una forma muy especial.

Tiempo de María… tiempo de Ella cuando recordamos a los que se nos fueron. Día a día, Noviembre, va vistiendo a María de luto. Las Cofradías, en Puente Genil, rinden recuerdo y ruegan el Descanso Eterno de sus difuntos al llegar este mes. Los camarines y altares nos presentan a María sobria, austera, de negro. Una forma muy plástica y simbólica de recordar, cada cofradía, a los hermanos y familiares que fallecieron. La Virgen, de negro, nos hace ver que es tiempo de recordar, de forma más sensible, a aquellas personas que tanto quisieron, hicieron y amaron la cofradía. Esos que nos dejaron el legado que tenemos. Esos que tanto lucharon por tener lo que hoy tenemos. Esos que nos enseñaron la fe hacia Ella. Esos que nos llevaron, por primera vez, a ver su rostro. Esos que nos alzaron, por primera vez, para besar y tocar esas manos que los cobijaron y que hoy en día son las que reciben nuestros ruegos. Esos que «nos obligan» a mejorar lo que ellos trabajaron con tanto amor. 

Tiempo de María… semanas para Ella. Meses que terminarán con la Virgen vestida de azul. Celebraremos la festividad de la Inmaculada Concepción, nuestra Patrona. Y las Imágenes marianas tornarán su vestimenta a celeste y blanco para ir anunciando que, en poco tiempo, nacerá el Mesías.

Inmersos en el tiempo que el Puente Genil cofrade… manantero, venera a María para pedir y rogar, recordar y honrar y también para celebrar.