No es fácil encontrar empresarias, sea del ámbito que sea, lo que dice mucho de cómo está aún el panorama y qué parte del camino nos falta por recorrer. También diría mucho de lo que supone montar un negocio y, cómo no, continuarlo, que prospere y lo que es más, ser capaz de hacerlo crecer, que vendría a ser la diferencia entre ser emprendedora, continuadora o empresaria.
Rocío ya pasó la fase de emprender y ahora se encuentra en pleno crecimiento, con un modelo de negocio hecho a sí mismo y que ha sabido encontrar, o mejor dicho, crearse su propio hueco en el mercado. Quizás una academia de baile no suene a empresa «de verdad» sino más bien a «autoempleo venido a más» pero por eso es interesante su caso, por lo poco usual que ha acabado siendo. Partiendo de un ancla echada al terreno, porque Rocío es muy del pueblo, perdón, muy de su aldea (Los Arenales), ha sido capaz de vencer la tendencia habitual de «lo tradicional» y crear algo que funciona y crece.
Por supuesto, ser mujer, empresaria y madre, hace que según qué cosas cuesten algo más en según qué momentos, pero como ella misma suele fijarse en los «casos de éxito», podemos fijarnos en el suyo como eso, un éxito laborar y personal. Como siempre, gracias por dejarte y sí, te puedo confirmar que lo del sofá en mitad de la laguna de Los Arenales es el café más «marciano» que me he tomado en mi vida… a ver el siguiente ツ
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