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Un ejemplo de la cultura del esfuerzo: Así acabó Jesús Morales el Trail de Puente Genil tras cruzarse España dos veces en 48 horas

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Sentado frente a una ventana por la que entra bastante luz natural al salón de casa, me hallo ante una foto en la que aparece a la izquierda de la pantalla de mi portátil una niña surfeando en Barcelona. No está subida encima de la tabla, pero sí está en ese momento de mover sus brazos para desplazarse por el agua. Es el paso previo a la práctica del surf. Seguramente la protagonista de la imagen esté dándole vueltas a cómo ponerse de pie encima de la tabla. O quizás no. Esto es lo preocupante. Si nuestros padres o abuelos nos han contado en repetidas ocasiones que en esta vida había que esforzarse mucho para conseguir todo lo que nos propongamos, ahora somos testigos de lo contrario, de vivir en medio de una sociedad con muchísima menos cultura del esfuerzo.

Sacrificios que casi nadie está dispuesto a asumir e incluso nos trata de persuadir la engañosa idea de que nuestros objetivos se pueden conseguir sin esfuerzo alguno. Por eso encontrar historias personales como la de Jesús Morales Cubero nos conducen a lo que verdaderamente hemos de cultivar como seres humanos a lo largo de toda nuestra vida. La suya está llena de mérito y hasta de cierto grado de heroicidad: acabar los 34 km del trail largo celebrado en Puente Genil el pasado domingo 23 de octubre tras recorrer España de sur a norte y de norte a sur en apenas 48 horas. 

     

Jesús Morales forma parte del cuerpo técnico del Club Balonmano Ángel Ximénez como fisioterapeuta del primer equipo, el cual viajó ese fin de semana hasta Pamplona para jugar su partido de liga. Jesús hizo más de 1.600 kms en autobús sin que nada le garantizase llegar a tiempo para calzarse las zapatillas y correr hacia la línea de salida. Sólo dependía de un viaje sin sobresaltos. El único que hubo fue el más apropiado para un equipo que compite en la élite del balonmano español desde hace diez temporadas: ganar el partido y su correspondiente celebración en el viaje de vuelta. Aunque la cabeza de Jesús tenía un reto todavía por delante.

¿Cómo estás después de ese gran esfuerzo realizado?

Mejor de lo esperado. He recuperado bien en los últimos días, aunque tengo un poco de molestia en los cuádriceps.

Para que hayas corrido el Trail Castillo Anzur de Puente Genil, antes te lo has tenido que plantear. ¿Cómo es ese proceso?

Cada año, cuando se publica el calendario de partidos del Ángel Ximénez, lo primero que hago es ver dónde me toca estar con el equipo el día que se celebra la prueba. Este año nos tocó viajar a Pamplona, y casualmente el año pasado también fue ese nuestro destino, así que es la segunda vez consecutiva que vivo esta historia. Desde que tenemos el calendario, empiezo a entrenar para poder llegar en condiciones de terminar el trail largo de 34 km, pero lo hago sin saber si podré correr porque si el partido se juega un domingo o sábado a última hora, no me da tiempo a llegar a la línea de salida.

Pues este año has llegado como los triples ganadores de la NBA, sobre la bocina…

Este año, nuestro partido se jugó a las 19:00 horas del sábado 22 de octubre, así que salimos de Pamplona hacia Puente Genil a las 21:30 horas. A esa hora empecé a pensar en la carrera, intente cenar lo mejor posible en el autobús y traté de descansar durante las diez horas de viaje. Aunque después del partido cuesta conciliar el sueño, este año no ha sido así porque ganamos, así que pude descansar. Conseguí dormir desde las 23:30 hasta las 2:45 de la madrugada. Ya sólo pensaba en si llegaría a tiempo para la salida. Y no podía dormir. A las 6:30 horas, cuando veía que podía llegar a la salida, empecé a comer algo y a hidratarme para afrontar la carrera lo más preparado posible.

Llegamos a las 7:00 horas después de diez horas de viaje, y aún me quedaba descargar todo el material del autobús, llegar a casa, ducharme, abrocharme las zapatillas, y colocarme el dorsal. Me dio tiempo a todo, porque a las 7:50 salí corriendo de casa hacia la salida y llegué sobre las 8:10. Allí ya me relajé porque había conseguido llegar a tiempo para correr.       

¿Cómo te fue la carrera después de esa locura de viaje desde Pamplona hasta Puente Genil?

Antes me gustaría decir que el recorrido de este año del trail largo me gustó más que el año pasado, aunque también fue más exigente y duro. Empecé bien, a ritmo de entrenamiento, pero durante todo el recorrido iba dosificando los esfuerzos porque no sabía cómo iba a reaccionar mi cuerpo sin haber descansado bien. Al Castillo Anzur llegué cuando llevaba en carrera aproximadamente cuatro horas. Poco después, llegó el peor momento a falta de seis kilómetros para la meta. Fue al subir la última pendiente antes de llegar a los bomberos. Una vez allí cogí de nuevo mi ritmo y pude terminar disfrutando, aún más cuando mi familia me esperaba en la línea de meta para correr con mis tres hijos los últimos metros.

     

¿Cómo te organizas para poder estar presente en las carreras?

Desde que sale el calendario de la Liga ASOBAL, me preparo para correr sin saber si finalmente podré competir en las pruebas hasta unos días antes dependiendo del viaje y horarios del partido.

Y los entrenamientos, ¿cómo los planificas?

Intento salir 1 ó 2 veces durante la semana con compañeros del club de atletismo “Amigos del Canal” unos 10 km. Y durante los fines de semana me levanto a las 6:45 horas para hacer una tirada algo más larga, de unos 20 km. Cuando estoy con el Ángel Ximénez concentrado en algún hotel porque jugamos fuera de casa, me levanto a las 7:00 de la mañana para correr unos 15km antes del desayuno. Eso me sirve para hacer turismo, porque me gusta entrenar por el centro de las ciudades sin tráfico y poder conocer de otra manera los lugares en los que jugamos.

¿Qué te aporta a nivel físico y mental la práctica deportiva?

A nivel físico me ayuda a controlar el peso y a evitar problemas de espalda, ya que mi trabajo es estar muchas horas de pie. A nivel mental me ayuda a despejarme y liberar un poco la cabeza del estrés diario de tener que compaginar mi trabajo en la clínica, el club de balonmano, y estar con la familia. Y a nivel deportivo simplemente es tener un objetivo por el que tener que salir a entrenar a esas horas que salgo, que en muchas ocasiones no me apetece pero tengo que hacerlo para poder terminar las pocas carreras a las que me puedo apuntar.

Sonia López Iglesias indica en una columna de opinión publicada en El País que “el esfuerzo, la fuerza de voluntad debería convertirse en uno de los pilares en la educación emocional de nuestros hijos. La cultura del esfuerzo nos educa en la determinación de nuestra voluntad y la perseverancia. Fortalece nuestra tenacidad, nos enseña a ser resilientes, a asumir responsabilidades y a afrontar las adversidades con optimismo y realismo”. A buen seguro, la satisfacción de Jesús es la de cualquier persona que consigue aquello que se desea gracias a las ganas y a la tenacidad. Aunque la clave auténtica en esta historia llena de épica es encontrar el placer en el esfuerzo para ser felices.

 

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