AgriculturaOPINIÓNx_Paco Marín

Una campaña olivarera incierta

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En la fecha de este artículo, los olivareros pontanenses han acabado la campaña de verdeo, y se disponen a empezar la campaña de molino. Las perspectivas de esta campaña son de una cosecha media en la comarca tras el récord absoluto que supuso la cosecha del año pasado 2018-2019. Sobre el día a día del agricultor durante estos meses de duro trabajo se ciernen negros nubarrones en forma de sequía prolongada, aranceles de USA, bajos precios del producto debido a la gran cosecha anterior y aumento de la oferta debido a la siembra y entrada en producción de nuevas fincas.

La gran sequía que padecemos (que dura de mayo a octubre inclusive ambos, solo rota por las tormentas de septiembre que mucho descargaron pero poco dejaron en el suelo, incluso ocasionando daños de granizo en la zona de Patamulo), es el mayor motivo de preocupación, ya que el olivar de secano se encuentra agostado y la aceituna incluso se ha quedado en un tamaño ínfimo que no hace rentable su cosecha.

Desde USA vienen los nuevos aranceles a nuestras exportaciones de aceituna de mesa y aceite. Son aranceles que gravan un 25% a nuestros productos y que les impiden competir en igualdad de condiciones con los nuevos olivares californianos. Cabe destacar que los olivares italianos y griegos no están gravados con dicho arancel (aunque el aceite español envasado en Italia sí está gravado, ya que se grava el origen). Como es de creciente imposición, todavía no se pueden apreciar los efectos, pero seguro que las exportaciones de esta campaña a USA van a bajar y habrá que abrir nuevos mercados. 

     

Los precios del aceite de la campaña anterior según recientes liquidaciones se encuentra en mínimos históricos desde la campaña del año 2012 (alrededor de 2,40 € el kg de AOVE, lo que supone un precio de 50 céntimos el kg de aceituna). Este precio llega escasamente a pagar los gastos de explotación no dejando ningún beneficio al agricultor, que tendrá que vivir este año de lo ahorrado en años anteriores. Queda por ver cuánto se va a prolongar esta situación teniendo en cuenta que este año entrante los beneficios serán inferiores ya que debido al vecerío del olivar de secano habrá media cosecha en el mejor de los casos.

En cuanto al verdeo finalizado, el precio en las compras privadas ha ido desde los 45 céntimos a los 52 céntimos (IVA incluido). Queda por ver el precio que tendrá en las liquidaciones de las Cooperativas, que siempre es algo mayor, para ver si este año va a rentar algo.

Por último, cabe destacar también que el olivar se ha convertido casi en el monocultivo en nuestra comarca. En siembra intensiva y superintensiva, ya son pocos los claros de tierra calma que se ven. Y ya se sabe cuando una comarca vive del monocultivo lo que pasa. Las oscilaciones de precios repercuten en todo el mundo haciendo que los años desastrosos provoquen una clara reducción del PIB de una localidad agrícola como la nuestra. Este último factor a diferencia de los anteriores es el que verdaderamente está en las manos del agricultor, ya que puede tomar la decisión de sembrar otra especie distinta que evite la dependencia del monocultivo, y aplicarse el refrán de «no poner todos los huevos en la misma cesta».

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