Con caras de ilusión, entre la mayoría, y también algún que otro llanto, entre los más pequeños, más de 2.500 niños y niñas de Puente Genil han regresado este lunes a las aulas para iniciar el curso académico 2022/23, que este año viene marcado por la ansiada vuelta a la normalidad tras dos años en los que las mascarillas y la obligatoriedad de extremar las medidas de higiene en los centros educativos han sido la tónica generalizada.
El nuevo curso llega marcado por varios ámbitos. Por una parte, el aumento del gasto escolar debido al incremento de los precios, motivado por la propia subida de la inflación, una situación que ha obligado a muchas familias a estrecharse el cinturón durante las vacaciones para poder realizar las habituales compras de este inicio de curso. Por otra parte, en clave docente, la entrada en vigor de la LOMLOE también ha motivado cambios. Si durante el curso pasado ya se introdujeron algunas modificaciones recogidas en la nueva ley, como en los criterios de admisión a los centros o el acceso a los títulos con suspenso y por valoración de los equipos directivos, este año los cambios se centrarán en el aprendizaje por competencias, asignaturas nuevas y la ampliación de modalidades en Bachillerato artístico.
Entre las nuevas asignaturas hay que destacar la Educación en valores cívicos. Se impartirá en uno de los dos últimos cursos de primaria y en alguno de los de la secundaria obligatoria. Por otro lado, la asignatura de Religión dejará de tener valor en la nota media del expediente a la hora de solicitar becas o pedir plaza en una carrera. No obstante, la nueva Ley también pretende introducir cambios en el enfoque tanto de la forma de enseñar como de aprender. La nueva ley propone, un sistema que tenga como objetivo que los estudiantes desarrollen en su etapa competencias que les permitan aplicar y relacionar los conocimientos que van adquiriendo, así como habilidades para desenvolverse en la vida y poder seguir aprendiendo por sí mismos cuando dejen atrás las aulas.
En todo caso, el arranque del curso también supone el regreso a la cotidianidad, y por ello, toca poner el foco de atención en los más pequeños de la casa. Es hora de estar atentos a las posibles dificultades de aprendizaje observadas en casa, a los retos emocionales que para los niños supone volver a socializarse con sus iguales, más si cabe teniendo en cuenta el estrés y el aislamiento generado durante la pandemia, la necesidad de saber organizarse y organizar el tiempo, detectar las fortalezas, los talentos, las aficiones y las pasiones de los niños, y como no, incidir en posibles situaciones de acoso o ‘bullying’ que pueden darse manera física o a través de medios digitales. Sin duda, toca estar pendientes de todo ello en un nuevo curso, que llega cargado de retos para toda la comunidad educativa de la localidad.