Las lluvias han vuelto a caer de forma débil en Puente Genil en los últimos días, lo cual no quiere decir que no hayan sido positivas para el sector agrícola en general de la localidad. Hace falta que caigan más gotas en forma de agua y de manera casi ininterrumpida para paliar la grave situación que provoca la sequía, la cual está afectando a nuestro municipio de manera acuciante. De hecho, la situación hídrica de pantanos como el de Iznájar (el más grande de Andalucía y del que procede el agua que sale por nuestros grifos) es muy delicada. Según publica la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, se encuentra al 12,8% de su capacidad, dato que de permanecer así en el tiempo hará más profunda la preocupación existente en torno a la falta de recursos hídricos.
El de Iznájar es un pantano al que van a parar los fertilizantes usados en la agricultura y las escorrentías de la cuenca del Genil. Su capacidad para conservar el agua y su extensión dan garantía y seguridad a los 200.000 cordobeses que beben de sus aguas, en los que también están los ciudadanos de Puente Genil. Pero la caída de los niveles del embalse a registros mínimos en los últimos tiempos ha hecho que la planta potabilizadora no pudiese cumplir con su función. Ello provoca que el agua que sale por el grifo no sea apta para el consumo humano, porque la colmatación del fondo del embalse y la concentración de los mencionados fertilizantes hace que sea muy complicado poder abastecerse de estas aguas. Desde finales de los años 60 se ha sucedido alguna grave crisis. Aunque ninguna como la de principios de los 80, cuando en Iznájar quedaron apenas 1,6 hectómetros cúbicos de agua. Hubo otra en el verano del año 2005, cuando se quedaron sin agua por la crisis de un fertilizante muy frecuentado en el olivar llamado terbutilazina, la cual provocó una bajada imprevista en el nivel de agua.
Pese a esta circunstancia, Iznájar cuenta con agua como para que el abastecimiento esté garantizado para el consumo humano. No así para el riego. En la primera Comisión de Desembalse que se ha celebrado desde que finalizó la campaña de riego el pasado 30 de septiembre, los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) manifiestan abiertamente que “la situación actual puede empeorar si la falta de precipitaciones continúa”. Por ello, en los últimos meses han aumentado las labores de control y vigilancia del mismo modo que se han tomado medidas cautelares con el precintado de captaciones irregulares. Aunque en todo caso, los consumos actuales de agua (especialmente en el mundo agro) fuerzan a que pueblos como Puente Genil vivan al límite de una sequía dramática.
Sin ir más lejos, el pasado verano hubo cortes de agua en Puente Genil que pusieron a prueba la paciencia de los vecinos. En ese momento, y con el embalse al 23% de su capacidad, Iznájar seguía aportando agua para regadío. En septiembre, debido al descenso por semana de la capacidad de almacenamiento de agua del embalse, tenía menos de 200 hectómetros cúbicos. De ellos, sólo 50 son válidos para abastecer a 200.000 personas, entre las que se encuentran las 30.000 que habitan en Puente Genil. Esto es así porque la elevada concentración de fertilizantes y residuos impiden que se pueda beber de los 150 hm3 restantes. Teniendo en cuenta que de Iznájar salen alrededor de 54.000 metros cúbicos de agua hacia municipios como Puente Genil y que esos 50 garantizan el suministro, la alerta es máxima si las lluvias con son persistentes. Iznájar por sí sola y pese a su gran dimensión no puede garantizar el regadío en los pueblos cordobeses, entre los que se encuentra Puente Genil, sin episodios de precipitaciones abundantes.