El atletismo pontanés nos está dando muchas alegrías últimamente y Rocío Marqués es una de las «culpables» de gran parte de ellas.
Rocío es el vivo ejemplo de la importancia del deporte base, porque aunque sus éxitos los estamos viendo ahora, ella corría de pequeña, bueno, corría y ganaba, tenía proyección y apuntaba a una buena carrera como atleta, pero llegó un punto en el que lo dejó por falta de continuidad. Años después, cuando era ya su hija la que «pedía pista» y empezó a hacer algún que otro pinito de la mano de Miguel Ríos en su escuela de atletismo, retomó casi «por rellenar tiempo mientras la niña corría» y ahí sus piernas comenzaron a recordar lo que aprendieron de pequeña y no sin mucho entrenamiento, volvió a disfrutar corriendo, volvió a competir… y volvió a ganar.
Aún no se sabe hasta dónde llegará en esta segunda oportunidad, porque aún hay margen de mejora y está en un gran sitio donde crecer, donde también está su hija, que «haciendo honor a los genes», ya va cogiendo velocidad… así que más pronto que tarde, hará una de esas cosas que no se olvidan, tomará la salida de una carrera con su hija… y quién sabe si llegarán de la mano a meta levantando los brazos.
Gracias por dejarte, Rocío… os dejo, que voy a hacer caso su hija, me voy a poner unas zapatillas y a ver qué somos capaces de hacer (que falta me hace) ツ
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