El Ángel Ximénez permanece atento a las conversaciones entre la Real Federación Española de Balonmano (RFEBM) y la Liga Asobal para tratar de consensuar un formato de competición de cara a la próxima temporada, decisión final que tendrá que adoptarse en el seno de la Asamblea General del ente federativo prevista para el próximo mes de junio. Esta semana se ha nombrado una comisión integrada por miembros de la RFEBM y Asobal (los tres clubes que la representan son Ademar, Sinfín y Atlético Valladolid) que tratarán de alcanzar un acuerdo al respecto. Inicialmente la postura mayoritaria de los clubes es que se mantenga el formato actual de liga de todos contra todos, que implicaría la disputa de 34 jornadas (4 más de 30 las actuales) al haberse ampliado la competición de 16 a 18 equipos, con los ascensos de Cisne y Villa de Aranda.
No obstante, los equipos que disputan competiciones europeas abogan por el nuevo formato, que incluiría dos grupos de nueve cada uno, con la disputa de una fase regular y, posteriormente, una fase por el título, para la que clasificarían los cuatro primeros de cada grupo. Paralelamente, los clubes no clasificados entre esos cuatro primeros de sus respectivos grupos, pasarían a una segunda fase por la permanencia arrastrando los puntos de la primera vuelta. De ahí saldrían los cuatro que descenderían más el quinto por la cola que disputaría una promoción contra el tercer clasificado de División de Honor Plata. Por lo pronto, el presidente de la RFEBM, Francisco Blázquez ha señalado que “todos los parámetros están abiertos porque son cosas que queremos negociar con Asobal. Ojalá pudiéramos hacer un sistema consensuado que guste a todos, pero es complicado y hay que buscar un equilibrio”.
Mientras tanto, el principal problema que tienen los clubes es el económico, ya que la crisis sanitaria ha supuesto un golpe importante a sus estructuras y el panorama para la próxima campaña es bastante incierto a la hora de cuadrar cuentas, buscar patrocinios y apoyos institucionales que permitan confeccionar plantillas de garantías. Ni hay certeza sobre las fechas de arranque de la competición, pero tampoco sobre los protocolos específicos que la RFEBM tendrá que establecer para garantizar la salud de los jugadores, dado el contacto que implica la práctica del balonmano. Asimismo, el otro asunto que está por ver es el relativo a la posibilidad de que los aficionados puedan acceder a los recintos deportivos o si, por el contrario, los encuentros se disputarán a puerta cerrada, una opción en la que nadie quiere pensar ya que supondría otro golpe directo a la línea de flotación económica de los clubes por la pérdida de socios y abonados. Equipos como el Atlético Valladolid ya han comunicado a sus abonados la no devolución de la parte proporcional del carnet no utilizado por la suspensión de la Liga Asobal esta temporada, anunciando que lo compensarán con algún tipo de fórmula de cara a la próxima.
Estando así las cosas, la mayoría de los clubes de Asobal, incluido el Ángel Ximénez, optaron por presentar ERTE al inicio del estado de alarma para amortiguar las pérdidas. Eso ha motivado, como reconoció hace unos días el entrenador Paco Bustos, que el club pontanés haya tenido que reestructurar sobre la marcha la planificación deportiva para la próxima temporada, y aunque es evidente que se han dado pasos sobre altas y bajas de jugadores, salir a competir en la máxima competición nacional acarrea contar con un respaldo económico detrás, esencial para garantizar la viabilidad de cualquier club profesional.
Por último, y al hilo de este asunto, la Asociación de Jugadores de Balonmano (AJBM) entidad que engloba a la mayoría de jugadores profesionales de la Liga Asobal, ha emitido un comunicado en el que se solidariza con los jugadores que han sido «despedidos de manera improcedente» en el Ángel Ximénez. El colectivo recuerda que la duración de los contratos se debe respetar, y apoya totalmente a los afectados por esta medida adoptada por el club pontanés.
