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Desde la indignación y sobre un cuartel de la Guardia Civil

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Parece que el culebrón del cuartel de la Guardia Civil está otra vez a punto de terminar. Y como suele suceder al acercarse el final, comienzan los reproches institucionales y partidistas. Ello no quiere decir que no estén plenamente justificados, que lo están.

Actual cuartel de la Guardia Civil de Puente Genil y las nuevas instalaciones donde se trasladará el cuerpo.



En pocos casos (exceptuando, quizás, el cachondeo de la Autovía del Olivar y la revisión del PGOU de 1991), las instituciones y los partidos políticos que nos gobiernan han trabajado tan rematadamente mal. Un proyecto que nació viciado, con acusaciones de delitos de tráfico de influencia y contra la ordenación del territorio; una tramitación sospechosa; un proceso penal que sentó en el banquillo al alcalde de Puente Genil, a los nueve concejales integrantes de la Comisión de Urbanismo, a un constructor, un arquitecto y un general de la Guardia Civil; dilaciones inexplicables; amagos de finalización y golpes de pecho han jalonado los vergonzosos dieciséis años que –hasta ahora– dura este proyecto.

En la ristra de disparates que lo conforman, encontramos el arranque de las obras sobre un suelo no apto para ello, no urbanizable y sin licencia, contra cuya concesión la propia Junta de Andalucía interpuso recurso contencioso administrativo; un edificio sin ascensores –deficiencia que tuvo que soportar el propio Ayuntamiento con un coste de 160.000 euros–, igual que hizo con la climatización de las dependencias oficiales (75.000 euros); robos constantes (más de 100.000 euros con cargo a las arcas municipales)… un auténtico dislate.

No olvidemos que el irresponsable desagüe de dinero público únicamente es posible, por la insoportable presión fiscal a la que el ciudadano es sometido (sólo a nivel local, Impuesto sobre Bienes Inmuebles, sobre el Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana –Plusvalías–, Construcciones, Instalaciones y Obras, Vehículos de Tracción Mecánica, tasas de Recogida de Basuras, Depuración de Aguas Residuales, Alcantarillado, Cocheras… y un inacabable e imaginativo reguero de impuestos, tasas y contribuciones especiales). Pero por mucho que aumente la recaudación, por mucho que el ciudadano se vea exprimido y extorsionado, la ineficiencia continua y continuada hará que lo recaudado sea siempre insuficiente.

El argumento que ahora intentarán colocarnos es que bien está lo que bien acaba y que, lo realmente importante, es que la Guardia Civil contará con instalaciones coherentes con la extraordinaria labor que desarrolla el benemérito cuerpo. Aun siendo eso cierto, no debemos olvidar nuestra incapacidad como pueblo para haber mantenido en pie el bellísimo y singular edificio de la actual casa cuartel, ni la ineptitud de unos gobiernos incapaces de sacar adelante un proyecto de mediana envergadura, esencial para la seguridad del municipio.

 

     
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