Llevar décadas siendo el referente en la hostelería pontanesa es, cuando menos, para preguntarse por qué… Y en el caso de Pedro la respuesta es muy obvia: trabajo duro, supervisión de todo lo que ocurre en su empresa y una pasión por lo que hace que se percibe cada vez que habla de su restaurante y su equipo… Y todo eso yendo camino casi de «las bodas de oro» con su profesión, es digno de admirar.
Y si hay algo imprescindible para perdurar en la hostelería es saber rodearte del mejor equipo posible. Pedro se ha rodeado de su familia, al pie del cañón como él y su «otra familia», con los que pasan horas y horas de servicio. Ahí entra Paco Cabello, Jefe de Cocina joven, pero formado, experimentado y con ambición para la innovación culinaria, que se siente como pez en el agua coordinando una cocina que en los días más intensos de trabajo tiene que ser poco menos que una olla a presión, pero que funciona como una máquina bien engrasada.
Son dos caracteres absolutamente distintos, pero que se coordinan y complementan francamente bien. Pedro, un tipo hecho a sí mismo, que disfruta hablando de lo que hacen mientras tiene en mente todo lo que están haciendo entre bambalinas. Y Paco más tímido y poco hablador que se expresa mucho mejor con un cuchillo en la mano (que se entienda bien la expresión, que si no…) o decorando un plato antes de que salga.
Un gustazo de café… que despierta el apetito.
Como siempre gracias por dejaros, que Pedro ya tiene tablas en estas cosas, pero a Paco sé que le ha costado… A las próximas ya vamos más entrenados 😉
