El Pontón

Cortijo La Cruz

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Texto original de Antonio Illanes Velasco, Cronista Oficial de la villa, en la revista El Pontón núm. 247, noviembre 2008

Representa esta vieja fotografía , procedente del archivo del fotógrafo Linares, una vista del por entonces recién edificado Cortijo de la Cruz.

La revista El Pontón, sensible y atento a todo lo que signifique recuperar patrimonio, en este caso documental, ha creído de interés para nuestros lectores reproducir esta antigua imagen, que se podría situar perfectamente hacia 1910

     

El Cortijo de la Cruz no existe hoy día, solo un montón de ruinas y escombros. La mitad de la fachada y los huecos de las ventanas están todavía en pie, remolonas en desplomarse. Apenas se intuye lo hermoso que fue un día. Me ha costado trabajo identificarlo porque este cortijo ha sido conocido con un nombre popular que ha anulado al que le pusieron los dueños y que solamente consta en viejas escrituras. Todos han oído hablar del cortijo del Palaí; pues bien, el Palaí y la Cruz, son la misma finca y recibió este nombre de su propietario D. José Melgar Paladín. Una  de sus sobrinas se casó con el notario Juan José Montero Tizón, que seguramente será uno de los personajes que aparecen en la fotografía. La finca fue posteriormente propiedad del abogado José  Montero Melgar, concejal y propietario, asesinado en los disturbios de julio de 1936.

El cortijo se encuentra en dirección a Cordobilla, es de tierra calma y cercano al Puente de hierro. Desde su entorno se divisa perfectamente la aldea de El Palomar. Tiene unas hermosas vistas de la que debieron disfrutar los moradores del cortijo, entonces utilizado para los veraneos campestres.

El cortijo recuerda en su fachada el morabito de la Matallana, de estilo mudéjar, con sus arcos de herradura y sus remates, posible obra de Rodrigo García, quien sabemos que trabajó para la burguesía local y este edificio seguramente fue obra suya.

El destino de esta finca, que solo queda ya en el recuerdo de los mayores, ha sido similar al de otros tantos cortijos. Una vez que se olvida su mantenimiento y conservación, empiezan a morir por los tejados. Han sido muchos los que ya al dejar de tener un uso agrario, que con la mecanización no era necesario, las naves para guardar maquinaria, empezaron a sustituirlos. Cortijos como Mocarro, El Casposo, La Paca , Diego León, Fernán Pérez, Santa Amalia, San Luís y tantos otros que diseminados por el término, formaban parte de nuestro paisaje rural.

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