Publicado en El Pontón nº 24, julio 1988
Original de Miguel Jiménez López
Francisco Arroyo Carmona es desde hace seis años el Presidente de la Hermandad del Rocío de Puente Genil. Ha sido reelegido tres veces, la última recientemente. nos habla con el pragmatismo de un ejecutivo, como un organizador de marketing, tratando de ocultar, sin conseguirlo, ese fuego interior que consume a todo rociero y que, en su caso, se delata por la chispa que abrillanta sus pupilas.
«Yo ya pertenecía por los años setenta a la Hermandad Rociera de Umbrete, junto con Laureano Carvajal y su primo Carlos. Aquí había ya una inquietud por el Rocío y, como esta afinidad trasciende inevitablemente, terminamos contactando todos. Así fue como este grupo de devotos celebramos una primera reunión en el cuartel de La Judea. Allí estuvieron Manolo Serrano y Florencio Serrano, ambos ya fallecidos, Joaquín y Juan José Marta, Rafael Cornejo, Francisco Yerón y otros más. Este primer encuentro tuvo lugar en 1981 y a él le sucedieron algunos más. Finalmente celebramos otra reunión en la sacristía de la Parroquia de Santiago con la tutela del párroco Carlos Paniagua que había sido promotor de la Hermandad de Lucena y fue entonces, a primeros de 1982 cuando se formalizó la de Puente Genil, componiendo la directiva como tesorero Alfonso Gallegos; como secretario Rafael Cornejo; alcalde de carretas Joaquín Marta; hermano mayor, Juan José Marta, y yo como presidente. La Hermandad de Écija actuó de madrina siendo su Hermano Mayor Salvador Martín y aquél mismo año hicimos el camino con todo el equipamiento de carreta, Simpecado, varas, estandarte, etc., que se preparó en poco más de tres meses. Esa primera vez hicimos el camino hasta Écija por trochas, pasando por la Carrizosa. Hasta la ciudad de las Torres tuvimos muchos acompañantes, pero desde allí iríamos unos diecinueve hermanos, hasta llegar a Sevilla y posteriormente a Villamanrique, donde se incorporaron bastantes más».
Cierto es que en la pasión no debemos incurrir porque significa perder la identidad de uno mismo, pero cuando se vive en la soledad compartida del camino, contemplando la inmensa llanura de miel y caramelo de los campos, para llegar luego a la Aldea y vivir la vorágine de esos días en que se mezclan la devoción, la fiesta y la liturgia, es difícil que el espíritu se sosiegue. Siempre queda una llama interior dispuesta a convertirse en hoguera al menor soplo de aire.
«A los pocos meses teníamos cerca de mil hermanos, cifra que con algunos altibajos se ha ido manteniendo. Al tercer año hicimos el camino independientemente de la madrina y desde entonces pasamos por Herrera, El Rubio, La Lantejuela, Marchena, Dos Hermanas, Coria, La Puebla, Villamanrique, La Raya Real por Palacios y entramos al Rocío por El Ajolí. Le compramos los terrenos para la casa de la Hermandad al Ayuntamiento de Almonte. Aquel supuso un gran esfuerzo. Es una superficie de 800 m2 con 200 metros cuadrados edificados con todo tipo de comodidades y aseos. Se la hemos brindado a diversas entidades pontanesas para actos culturales y de otra naturaleza porque entendemos que nuestra casa debe estar abierta a nuestro pueblo. Este año he sido reelegido nuevamente a pesar de mi voluntad de no continuar en el cargo. La veteranía desde luego es una ventaja, pero de nada serviría de no contar, como me ha pasado a mí, con unos magníficos colaboradores, ya sea para los cultos, para exornar la carroza, para el camino, etc. Gozamos de un trato de cortesía y nos tienen en alta estima, caímos simpáticos al resto de las hermandades desde el principio, bien sea por hacer el camino más largo, bien por nuestra seriedad en el comportamiento. Ciertamente tenemos un prestigio incluso sobre otras de más antigüedad y lo confirma el hecho de que Angel García de la Serna y Carrión, presidente de la Hermandad Matriz de Almonte nos designara para representar a nuestra provincia en la convención regional de Almería hace unos años».
El fervor mariano conlleva obligadamente en este caso un factor complementario que es el trato amable con gentes de toda condición. Poco ha sabido dar su sitio y también su amistad sincera al hermano sencillo y a las personas de más alto coturno. Y no es un alarde de habilidad ni diplomacia, es simplemente la síntesis y conclusión de que por encima de todos, está la Divina Pastora, que concita el ánimo de unos y otros en todo instante. Él ha sabido recoger ese hálito impalpable y lo pone en práctica con la naturalidad de un pastor de almas.
«No es circunstancial este trato con que nos distinguen. Nos hemos merecido ese respeto. Por ejemplo, al tercer año, en la Misa Oficial de la Hermandad de Écija, ellos iban en dos autocares, mientras Puente Genil se presentó con cinco, con gran sorpresa de los astigitanos. El bautizo de los hermanos novicios lo hacemos en el río Carbones y curiosamente, en nuestra salida, nos despiden pocos paisanos, en contraste con Herrera donde hay muchísimas personas. Y no digamos en Marchena. Aquello resulta apoteósico. Es un día de fiesta para los marcheneros. Por cierto, que la calle por la que salimos del pueblo la han rotulado con el nombre «Virgen del Rocío» y hemos pensado colocar allí un azulejo con nuestra carreta y el Simpecado. Nuestra medalla la diseñé yo con esa corona de membrillos que lleva, y los cordones morados y oro fue idea de Rafael Cornejo en honor a Jesús Nazareno. Este año hemos tenido un alcalde de carretas que, sin desmerecer a otros, hay que destacar por su juventud. Se trata de Agustín Reina Galán que ha realizado una labor digna de todo elogio a lo largo del camino. Quiero significar la impagable colaboración de muchos hermanos para la edificación de nuestra casa, pero sobre todo la de Florencio Serrano (q.e.p.d.) que fue quien aportó la mayor donación económica. Puente Genil tuvo el honor de ir con las hermandades de más prestigio a hacerle la presentación a la Reina Doña Sofía. En aquél instante se me ocurrió dedicarle estos versos: «Sencillez y señorío/ hoy es mi Reina la flor/ que perfuma con su olor/ el ambiente del Rocío». Más tarde recibiríamos una foto del acontecimiento enviada por la Casa Real».