Original de D. Hilario Rodríguez de Gracia, profesor del I. B. Manuel Reina, en El Pontón de mayo 1990, núm. 44
El texto que sigue a continuación, está relacionado con la entrada El documento más antiguo en el que se nombra a Puente Genil, donde puede descargarse el documento y consultar su transcripción.
Para hacer la historia local es imprescindible la consulta de documentos, pues actúan como piedras básicas en la recomposición del pasado. Esta es una verdad sobradamente conocida en el mundo de la investigación histórica. En Puente Genil, lamentablemente, no quedan muchas referencias o, mejor dicho, no quedan todas las que quisiéramos. Las personas, la incuria de los tiempos y otro largo etcétera han actuado sobre los papeles de forma depredadora, vendiendo o destruyéndolos. Todavía se conservan algunas fuentes documentales, además de las existentes en la localidad, y quizá la de mayor volumen sea la de documentos expedidos por los notarios (los protocolos) que ahora se encuentra en Córdoba. Algunos hechos surgidos del análisis de los testimonios escritos permitieron a Aguilar y Cano o a Pérez de Siles, dar las primeras pautas de lo que podía ser en el futuro, una voluminosa historia de la Puente, donde los hechos económicos, los conflictos sociales y las tensiones ocupasen un lugar no desdeñable. Aquella pretensión, no obstante, todavía permanece insatisfecha.
Esta introducción no es, sin embargo, la justificación a este artículo. Tiene que ver con la transcripción aparecida en el anterior número de EL PONTÓN y sobre cuyo elemento heurístico me han hecho varias preguntas.
En primer lugar, el documento que allí aparecía era una copia (en el lenguaje archivístico una minuta) de otro firmado por el secretario real, Pedro Cavañas, en el que el rey Fernando y la reina Isabel requerían a un tal Juan Ruiz el pago del quinto real de un botín obtenido en sus actividades corsarias. Frente a las costas de Almería había apresado una embarcación, por cuyo botín no había satisfecho.
La brevedad del documento tiene su razón de ser y viene determinada por varios factores, si bien, el ya apuntado es el más sustancial. Los etcéteras son algo sabido, conocido y entendidos, innecesario de anotar con mayor amplitud por ser elementos constantes de todo documento real. La letra, por ser una minuta, es farragosa y enrevesada, sólo para ser entendida por los amanuenses palatinos. El documento original, por el contrario, o cualquier traslado sacado de aquella carta, se escribía con letra más clara e inteligible.
Su contenido no tiene demasiada importancia, excepto por su datación. Es un instrumento de requerimiento, el elemento inicial para comenzar un ejecutivo de embargo ante un claro delito fiscal cometido por Juan Ruiz, ya que el valor del quinto obtenido por el apresamiento no había sido satisfecho a Pablo Espadaro, recaudador de rentas en Cartagena. La cifra evadida podía alcanzar una cota de considerable entidad, si se tiene en cuenta que los moros apresados fueron vendidos como esclavos.
El otro elemento significativo es, como ya se dijo, la datación. Se había extendido el documento en el real del Pontón de D. Gonzalo en el año 1.485. La palabra real tiene aquí un significado preciso. En la población estaba instalado el campamento real, cuando la monarquía castellano-aragonesa estaba en guerra con el reino nazarí.
Al respecto el periodista Losada Campos fue bastante ilustrativo, ya que en su libro HISTORIA DE LA VILLA DE PUENTE GENIL, página 73, deja constancia de dos lápidas que se conservaban en el Ayuntamiento. En una de ellas se indicaba que aquel año 1.485, el rey conquistó a los granadinos Cártama, Coín y Benamaquis. El documento de Simancas ratifica la aseveración, acaso hipotética, por parte de Losada, de la presencia real en esta población.
Discrepo, para terminar, con el editorialista. Que este paraje fuesen huertas o campo yermo, es algo que no dice la fuente heurística que transcribí. Estoy de acuerdo con él en lo imprescindible que resulta seguir consultando muchos documentos para dar una vertiente distinta al devenir histórico, para conocer en profundidad la realidad que vivió la Puente; y la única base está en los archivos.
Si encuentro la puerta abierta para el futuro, me comprometo a contarles la que dice sobre Puente Genil la documentación depositada en el ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA.